EL MÉTODO DE PRE-TERAPIA DE PROUTY
Y EL TRATAMIENTO DE LAS ALUCINACIONES:
Un Reporte
Hans Peters
Peters, H. (1986). Prouty’s Pre-Therapie methode en de behandeling van hallucinaties: een verslag. Ruit, Multidisciplinair Tijdschrift voor Ontwikkelingsstoornissen, Zwakzinnigheid en Zwakzinnigenzorg, 12(1), 26-34.
Traducción: Luis Robles Campos (*).
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Del 21 al 23 de octubre de 1985, el autor de este reporte participó en un impresionante taller del estadounidense Garry Prouty, organizado por Bart Santen van De Mark, en Breda - Holanda.
Desde un marco de referencia experiencial/centrado-en-el-cliente, Garry Prouty dio una explicación fascinante de los métodos de tratamiento para las personas con deficiencia mental, autistas, psicóticas, y esquizofrénicas cuyo contacto está severamente perturbado, junto con la visión y las teorías que subyacen a estos métodos.
Lo que es nuevo en Prouty es la categoría de pacientes que trata; es decir, las formas más graves de alteración del contacto, independientemente del nivel intelectual del consultante (en otras palabras, que van desde deficientes mentales hasta individuos altamente dotados); así como los métodos específicos que utiliza, los cuales ha desarrollado en los últimos 15 a 20 años en el trato concreto con pacientes (ver bibliografía más abajo) y a los cuales ha tratado de asignarles una base teórica también.
Rogers, Gendlin y Perls han tenido una profunda influencia en Prouty. De Rogers, a quien Prouty considera principalmente un terapeuta relacional, valora, por ejemplo: (1) su énfasis en la persona total; (2) su concreción; (3) su énfasis en la libertad y los valores democráticos; y (4) su valoración de lo no directivo. De Gendlin aprendió a confiar en el poder del proceso experiencial como el dínamo del cambio, incluso en las formas extremas de patología, como es el caso de la psicosis. En cuanto a Perls, éste influyó en Prouty en el valor que le da al contacto, que Perls, entre otros, ve como la integración del "yo" con la realidad.
El concepto de contacto como base del tratamiento:
El constructo teórico central de la Pre-Terapia se basa en el concepto de contacto, que Prouty ve en cuatro niveles diferentes, a saber, (1) filosófico, (2) psicológico, (3) metodológico y (4) conductual.
Nivel Filosófico.
El punto de partida filosófico de Prouty son el modelo existencial-fenomenológico y el experiencial. Influenciado, por un lado, por Heidegger y Husserl, particularmente en lo que se refiere a sus concepciones del ser-en-el-mundo, él siente al mismo tiempo que son demasiado vagos en esta materia. En su fuerte tendencia hacia la concreción, Prouty ha intentado imaginar lo que es ser deficiente mental, esquizofrénico, etc. En su concepción comienza el contacto existencial con la pura observación de lo consciente, y la intencionalidad sobre ello. En otras palabras, cada contacto comienza con la conciencia simbólica de los objetos dentro y alrededor de uno mismo, lo cual es una conciencia-sentida intencional.
(Queda fuera de consideración que también existe una elección básica pre-intencional como base de la percepción, como ha indicado Strasser (1956), entre otros). Esta conciencia de algo tiene lugar, según Prouty, en tres niveles:
1. La conciencia del mundo, es decir, de los objetos concretos que me rodean; Prouty se ocupa de ellos a través de una descripción naturalista de estos objetos.
2. Conciencia de mí mismo, y
3. La conciencia que es también el ser intencional dirigido al otro.
Mi existencia humana es mi contacto con el mundo, conmigo mismo y con el otro, que es, según Prouty, una concepción naturalista-fenomenológica. La patología es entonces la carencia/deficiencia en estas tres formas existenciales de ser-en-el-mundo. Si un paciente ha de ser accesible a la terapia, entonces esta perturbación de contacto debe ser disipada en primer lugar. Esto explica el concepto de Pre-Terapia. La Pre-Terapia es una terapia, para que no haya malentendidos; pero en los métodos pre-terapéuticos el prefijo "pre-" se refiere al manejo de los métodos que son necesarios para producir o provocar el contacto del paciente con su mundo, consigo mismo y con el otro, antes de que se puedan aplicar otras formas más convencionales de terapia.
2) Nivel Psicológico:
Para dilucidar esto, primero necesitamos explicar el segundo nivel, la teoría psicológica a partir de la cual trabaja Prouty. Como ya se ha dicho anteriormente, el tema más importante que trabaja Prouty es el de lograr el contacto. Desde su práctica clínica, con frecuencia tuvo que tratar con pacientes que tenían poco o ningún contacto, como pacientes (severamente) deficientes mentales, psicóticos, autistas, etc. La creación o establecimiento del contacto tiene lugar entonces en los tres niveles de la toma de conciencia funcional:
a. Entrar en contacto con la realidad, es decir, con la realidad objetiva de uno mismo y el mundo que nos rodea;
b. El establecimiento del contacto afectivo, es decir, el acceso a los propios estados de ánimo, sentimientos y emociones; y;
c. La promoción del contacto comunicativo, es decir, la simbolización de la conciencia en relación con los demás.
Estas tres formas de contacto son consideradas por Prouty como funciones de contacto del ego, que son las condiciones necesarias para hacer posible un proceso psicoterapéutico, o para hacer progreso.
3) Nivel Metodológico:
Esta visión general nos lleva a la pregunta: "¿Cómo puedo lograr el contacto?". (Es en este sentido que debe entenderse la palabra "metodológico" en Prouty). Puesto que alguna forma de contacto es una pre-condición para las formas más convencionales de terapia, ¿cómo puedo hacer realidad este contacto con pacientes dementes gravemente perturbados, psicóticos alucinantes, etc., para quienes este contacto es el objetivo del tratamiento pre-terapéutico? Prouty ha desarrollado para ello una serie de técnicas, que ha aplicado de una manera muy sensitiva. Se puede decir que sabe cómo tocar al paciente con contacto severamente perturbado de una manera que sea muy reconocible para él/ella, cómo pararse cerca del paciente, pero también cómo contenerse inmediatamente cada vez que comienza a volverse amenazante. Cada vez que se a Prouty involucrado en el trabajo terapéutico, experimentas una forma de trabajo sistemática y metodológica integrada en una experiencia intensamente empática de tratamiento. Metodológicamente hablando, se ocupa de cinco (en sentido estricto, sin embargo, sólo cuatro) formas de "reflejos de contacto", como él las llama. A riesgo de parecer algo técnico, los recapitularé muy brevemente.
Reflejos Situacionales: Por ejemplo: "Te sientas en el suelo", o "Vienen ruidos fuertes de afuera", etc., sirven para facilitar el contacto con la realidad. Este es el comienzo de la interacción (posiblemente muy primitiva o primaria) del cliente con su entorno, la situación y/o el medio).
Reflejos Faciales: Esto se refiere al reflejo de las expresiones faciales, por ejemplo, parecer enojado, feliz, etc. El terapeuta verbaliza el sentimiento que está implícito en el rostro del paciente: "...Esto ayuda al cliente a expresar afecto pre-expresivo", y le ayuda a entrar en contacto afectivo consigo mismo.
Reflejos Palabra-Por-Palabra: Esto implica la repetición literal de lo que dice el paciente. Puede ser un sonido, una palabra o una frase entera. Se trata de llevar al paciente al habla comunicacional, dándole la experiencia de que es él quien está dando expresión a la comunicación.
Reflejos Corporales: Las acciones expresadas corporalmente por el paciente son reproducidas o reflejadas por el terapeuta con la mayor precisión posible. También dependiendo del nivel (comunicacional) del paciente, esto puede ser un registro de las posturas y acciones del paciente, así como la imitación no verbal de estas expresiones, por ejemplo, encogerse de hombros, sentarse mirándose los pies, etc. Esto implica una manera compasiva con el paciente, en su nivel de identidad con su propio cuerpo, la realidad del cuerpo del paciente y la experiencia de mostrarle los detalles generales de la realidad.
Estas cuatro técnicas generalmente van seguidas de, o van acompañadas de, lo siguiente:
Reflejos Reiterativos: Los reflejos utilizados anteriormente, que permitieron el contacto, ahora se repiten. Por lo tanto, no se trata realmente de una técnica nueva, sino sólo del principio de la repetición, que es el centro aquí.
4) Nivel Conductual.
El último elemento nombrado por Prouty, es decir, el contacto, también se encuentra en el nivel conductual. Dado que este término puede provocar malentendidos, es mejor señalar que él entiende que esto son los cambios en la "realidad, el contacto afectivo y comunicativo", que se manifiestan de manera cuantitativa. Esto implica, por ejemplo, la anotación de la conducta, el conteo de palabras y de expresiones afectivas. A este respecto, es importante el aumento de la previsibilidad de la realidad, la conducta afectiva y comunicativa, así como la disminución predecible de las conductas sintomáticas e inapropiadas. Todo esto se ilumina por medio de una serie de casos, y por los resultados de un "estudio piloto": la hipótesis de que la Pre-Terapia mejora las funciones de contacto en una o más de las dimensiones descritas, y reduce el comportamiento sintomático, está sólidamente establecida.
El tratamiento de las alucinaciones:
Un segundo tema importante del taller fue el tratamiento de las alucinaciones con técnicas de métodos pre-terapéuticos. Además de su experiencia desde niño con personas psicológicamente perturbadas dentro de su familia, Prouty menciona una serie de razones por las que trabaja con personas que sufren de alucinaciones.
La primera es puramente humana, a saber, que él está preocupado por el sufrimiento de las personas que están aterrorizadas por sus alucinaciones. Éstas causan una enorme cantidad de estrés.
El segundo se refiere al nivel clínico-metodológico: Prouty ve las alucinaciones como un fenómeno completamente estable, y que por lo tanto es fácilmente accesible a la observación, lo que permite trabajar con la repetición del mismo problema. La alucinación es más accesible y más estable para propósitos de la observación que un sueño: actúa como la "vía regia" hacia el inconsciente y permite iluminar gran parte del estado psicótico.
La tercera razón, que Prouty denomina hipotética estructural, es la severa escisión que él ha observado entre la persona (el “Yo”) y sus alucinaciones. Él considera que la forma psicótica de la alucinación es cualitativamente diferente, y mucho más pesada, que las que sirven de una manera u otra como mecanismos de defensa. Las alucinaciones son fenómenos tan primitivos que ponen fin a la conexión habitual entre la experiencia y el simbolismo: ellas viven como entidades independientes, fuera de la persona, por así decirlo. Si el sueño ha de llamarse proyección, la alucinación es una extroyección, y se percibe fuera de uno mismo. Es, por la extensión de su intensidad y cualidad, mucho más fuertemente disociante que el sueño. La alucinación la observo de cerca y la experimento como fuera de mí, aparte de mi "límite del ego": "es una experiencia del no-yo". Una parte del sí mismo está fuera del "Yo", funciona de una manera disociada y debe ser llevada dentro de los límites del "Yo".
El concepto teórico de tratamiento:
A partir de la renovada consideración del concepto de inconsciente, Prouty intenta desarrollar una teoría del tratamiento de las alucinaciones. A esto lo denomina una "teoría pre-simbólica", que se divide en tres p
artes separadas:
a) La primera parte se refiere a la estructura de las alucinaciones;
b) La segunda parte involucra el proceso pre-simbólico; y;
c) La tercera parte implica el contacto pre-simbólico.
Los puntos "b" y "c" involucran métodos particulares de tratamiento.
a) Sobre la estructura de las alucinaciones.
Prouty está claramente influenciado en sus concepciones sobre las alucinaciones por la filósofa Susanne Langer y los interaccionistas simbólicos, como él mismo reconoce. El espíritu humano es visto como un "transformador": "Transforma la corriente de la experiencia en símbolos". Las experiencias obtenidas son vistas entonces como entrada, y las simbolizaciones como producto de salida. En estas transformaciones, el contenido de realidad de las experiencias no se encuentra de manera evidente, sino que el significado que existe para una experiencia específica es una cuestión de estructuras de significado.
Si ahora existe normalmente una relación de referencia entre símbolo y experiencia, es decir, que el símbolo remite a un "referente"; o después de una experiencia, ese algo es entonces el símbolo. Prouty sostiene que, con el esquizofrénico alucinante, es completamente diferente. Sus simbolizaciones se sitúan precisamente en el nivel pre-simbólico, con lo cual él quiere decir que "...el pre-símbolo es un símbolo que se implica a sí mismo y es autorreferencial".
Prouty luego compara esto con una obra de arte: una obra de arte no se refiere a otra cosa, sino que se simboliza a sí misma, tiene un significado en sí misma. La serpiente alucinada, los gritos alucinados, etc., no son percibidos como algo "referente a otra cosa", sino como una exteriorización pre-simbólica. El Pre-Símbolo es la más concreta de todas las simbolizaciones, y se experimenta como una experiencia directa alienada-del-yo. "El Pre-Símbolo es 'inseparable de lo que simboliza, y 'no puede ser clarificado por nada más'", dice, citando a Jaspers (1971).
La estructura general de la alucinación como Pre-símbolo es descrita por Prouty desde tres ángulos de enfoque.
Vista desde el punto de vista motivacional, la alucinación es "auto-intencionada". Se remonta directamente a una experiencia genuina de la vida, y de ninguna manera se refiere al inconsciente teórico. La imagen alucinatoria tiene su propia intención, busca expresar una experiencia genuina de la vida en un nivel primitivo. No es una manifestación inconsciente de contenido específico. A modo de aproximación, esto también puede significar que no puedo interpretar la alucinación, sino que debo trabajarla experiencialmente.
Vista desde el punto de vista fenomenológico, la imagen alucinatoria es descrita como "auto-indicativa", se constituye como un fenómeno real, como sostiene Prouty. Si no aceptamos que la persona alucinando percibe a la serpiente como una realidad, no estamos en relación con el paciente. La imagen alucinatoria tiene significancia en sí misma.
Sucede entonces que el sentimiento de realidad del terapeuta está subordinado al del paciente, aunque esta empatía con el paciente parezca hacer que el paciente se "se aflija más" al principio. En cualquier caso, algo ocurre. Esta empatía con el paciente, a través de los métodos pre-terapéuticos anteriormente descritos, es llevada por Prouty hasta el punto de rechazar el uso de medicamentos durante su tratamiento. No por una negación de los factores constitucionales y endógenos en el origen de las psicosis, sino porque él distingue tantas influencias psicológicas y ambientales, que él prefiere tratar la alucinación “pura”.
Simbólicamente, la imagen alucinatoria puede ser considerada como "auto-referencial". "La imagen alucinatoria significa ella misma dentro de sí misma”. Tiene su propio "referente" y es su propio contexto. En la concepción de Prouty, la alucinación no sirve como un fenómeno regresivo (patológico), sino más bien como un fenómeno pre-activo, como la posibilidad de ser vista como un crecimiento. La imagen alucinatoria lleva el significado en sí misma, un significado que puede ser desplegado por medio de un proceso experiencial.
Depestele señala acertadamente (en una comunicación personal) a este respecto: "El prefijo 'auto’ en los conceptos auto-intencional, auto-indicativo y auto-referencial, en esta parte temprana y poco clara de la teoría de Prouty, parece referirse a la sustancia activa que esta característica reproduce, la alucinación misma, el 'no-yo' y no la persona". Ciertamente, siempre se trata de la persona, el Yo, el que experimenta la alucinación como algo externo a sí misma. Yo mismo le doy significado...
Los tres niveles que acabamos de describir, forman para Prouty, la definición de "auto-simbolización", que es la cualidad primaria del Pre-Símbolo.
b) El proceso pre-simbólico.
Influenciado por la terapia centrada-en-el-cliente y por la terapia Gestalt, Prouty da su visión del proceso pre-simbólico y del contacto pre-simbólico. El proceso pre-simbólico se refiere a las etapas sucesivas del proceso alucinatorio durante el tratamiento. En esto, la pregunta depende de cómo reaccionar ante las alucinaciones. Alguien que es psicótico severo está fuera de contacto consigo mismo y con su entorno. Del mismo modo, con frecuencia se produce una negación o un rechazo de la alucinación por parte del entorno. Con frecuencia, el paciente se aislado con o en sus alucinaciones, viviendo así en un mundo deshumanizado. Es importante entonces que el paciente sea, en primera instancia, abordado en el nivel "pre-" terapéutico, es decir, por medio de los "Reflejos de Contacto" descritos anteriormente.
En el momento en que tú, como terapeuta, entras en el mundo del paciente, ese mundo ya no es el mismo para él. El terapeuta sirve para dar al paciente una sensación de seguridad, protección, así como también respecto de la experiencia de las alucinaciones que han existido en un entorno de rechazo. Debe desarrollarse una relación tridimensional entre el terapeuta y el paciente; un "Yo-Tú-Con-Ello", por lo que "ello" es la forma precisa en que este último experimenta sus alucinaciones. Para el terapeuta es vital la información más concreta (o fenomenológica) posible sobre las imágenes alucinatorias (características visuales, auditivas, espaciales, colores, etc.). Tan pronto como se ha producido la relación del terapeuta con el paciente y sus alucinaciones, y se ha logrado una percepción más estable de éstas, puede comenzar el proceso pre-simbólico, que ocurre en cuatro fases sucesivas.
La primera es la "etapa auto-indicativa": Esta involucra el escaneo de las características (generales) de la imagen alucinatoria, y el hacer claro y estable el fenómeno, por ejemplo, "Lo ves cerca... Oh, está ahí arriba... Está haciendo sonidos...", y así sucesivamente. Es el reflejar sobre lo concreto y sobre las partes emergentes de la alucinación, lo cual es referido como "reflejo de la imagen". En esto, es bueno tener en cuenta que la imagen alucinatoria es vista como una extroyección, como algo que tiene lugar fuera del organismo, por lo que, desde este punto de vista, surgen sentimientos de ese "fragmento del sí mismo", de ese "no-yo", de modo que el terapeuta, en su contacto con el paciente, trabaja sobre las características de esta imagen específica del momento (es redonda, es cuadrada, está mirando, etc.) Este reflejar constante pone en marcha el proceso experiencial y conduce a la siguiente fase, la del "estado auto-emotivo": en esta etapa, los sentimientos del paciente entran en la imagen: "...es como un cuadro en la pared, solo que con sentimientos...". El terapeuta refleja aquí ambas cosas, tanto la imagen como los sentimientos, con el fin de hacer realidad tal "unidad del proceso".
Si uno de los dos está demasiado enfatizado, entonces se produce una división en el proceso. Prouty toma como obvio que originalmente pensó que los "sentimientos" eran más importantes que las "imágenes". Desde el punto de vista terapéutico, ambos son importantes. Cuando te diriges solo a las imágenes, recibes mucho menos.
Pero, en la "etapa de auto-procesamiento", se produce un cambio de "... una (imagen) simbólica a la experiencia no-simbólica (sentimiento)". Es cierto que la imagen y los sentimientos aún no están integrados, y la alucinación sigue siendo experimentada como una parte escindida; sin embargo, va más en la dirección de una experiencia fija y distante, y luego hacia una experiencia más clara, viva, directa e integradora, citando así a Rogers (1961). Mientras que, en la "etapa de auto-integración", el "…El afecto pasa de la imagen alucinatoria al propio sentido de sí mismo de la persona, se integra, se posee y se experimenta como parte de uno mismo". El sentimiento que yace en el exterior se mueve hacia adentro. Las imágenes apuntan a una realidad referida desde el pasado, y el paciente las experimenta en sí mismo; se lleva a cabo un proceso centrado-en-el-cliente. En el momento en que el paciente procesa las alucinaciones del yo-alienado dentro de sí mismo, y las ha integrado, en ese momento el terapeuta puede volver a formas más tradicionales de terapia.
c) El contacto pre-simbólico.
El contacto pre-simbólico es un concepto para tratar otra característica de las alucinaciones, que se divide en tres fases:
En primer lugar, la etapa de contacto: se trata de un contacto en el que se experimenta espacialmente el límite del "Yo" (el sí mismo) y el "No Yo" (la alucinación). Allí, según diversos autores, las personas esquizofrénicas alucinan en dimensiones espaciales, lo cual se incorpora al tratamiento. La ansiedad con respecto a la serpiente que se ve en la habitación, según la afirmación de la paciente, se aborda colocando límites alrededor de la serpiente, esto se hace junto con el terapeuta. El "límite de contacto" del "yo" es el lugar donde puede tener lugar la integración. Este límite se escanea una y otra vez, de un lado a otro. Poco a poco, se produce más seguridad, y el terapeuta y el paciente son capaces de "caminar juntos". Allí comienza entonces la fase de "más experienciación".
2º, la "etapa de integración", en la que se produce la integración de las emociones vividas en ese momento. El trauma que causa la alucinación se vive emocional y conscientemente, dice Prouty. Esta transición del contenido alucinatorio ("No yo") a una experiencia experimentada como propia (Auto-Experimentación del "Yo") es vista por Prouty, siguiendo a Polster (1974), como un "Episodio de Contacto", y es considerada como un crucial ingrediente terapéutico. De esta manera, el significado emocional de la serpiente se integra en la conciencia. Por ejemplo, los deseos homicidas de la madre, simbolizados inicialmente en la serpiente, aparecen en la conciencia. A continuación, se detalla:
3º, la "etapa de procesamiento": Una vez que la sustancia de la alucinación se ha integrado en su propia estructura, es importante llegar a una síntesis dentro del sí mismo, porque, aunque el contenido de la alucinación se ha interiorizado, todavía no se ha asimilado. Esta asimilación se logra mejor por medio del reflejo experiencial, y facilita el "...proceso concreto de sentimiento y la clarificación que el organismo hace de sí mismo para sí mismo", dice Prouty.
En el momento en que el deseo homicida de la madre ha entrado en la conciencia del paciente, éste debe ser trabajado, si se quiere perder el sentido de la realidad y la intensidad de la imagen alucinatoria.
Resumen.
Si el lector está tan perdido como varios participantes en el taller, que habían leído de antemano varios artículos de Prouty y observaron que las técnicas expuestas eran bastante secas, carentes de sentimiento y bastante técnicas, entonces usted no está solo. Sin embargo, una vez que lo vimos en acción, en demostraciones de role playing de Garry Prouty con su compañera Jill Winer (que sabe interpretar con gran habilidad a personas con discapacidades psicológicas), esta clase de consideraciones se acabó de inmediato. Puedes diferir sobre el significado de su teorías, concepciones y filosofía, que a veces plantea sin mayor pudor, pero también puedes estar preparado para discutir y revisar los aspectos específicos de las mismas. Sin embargo, no se puede negar que Prouty es una persona que observa bien, trabaja con sentimiento y aplica los métodos que utiliza de forma evidente y muy humana.
Mientras que todas las escuelas terapéuticas presuponen una base mínima de contacto, si quieren lograr un tratamiento exitoso, Prouty excede este límite trabajando con la falta o escasez de contacto. En otra publicación anterior escribí que “... varias terapias fallidas son las culpables de que estemos completamente orientados en una sola dirección, de que queramos sentir por el paciente y no estemos en condiciones de interactuar con sus sentimientos básicos, para llegar a lo más profundo de su ser (Peters, 1984, página 75), y ahora darse cuenta de que Prouty, en la forma en que ha convertido el elemento básico del “contacto” en un tratamiento práctico y terapéutico, ha hecho una importante contribución a la reducción del problema. En este sentido, la cuestión de si la psicoterapia parece ser aplicable a pacientes con un limitado nivel de desarrollo está "fuera de lugar": sus métodos parecen ser aplicables a pacientes con deficiencias mentales graves, autistas, psicóticos y también a esquizofrénicos. Además, sus métodos conectan lo que el paciente muestra, a menudo en oposición a los métodos terapéuticos conductuales, sobre todo en el caso de pacientes con deficiencias mentales. Hay una diferencia importante entre la confirmación de una conducta parcial, como un contacto visual secundario, y las experiencias y conductas de los pacientes que se recuperan a través de empatía profundamente emocional. La posibilidad es que, durante los sentimientos y comportamientos auténticos de los pacientes, se mantenga la empatía es mucho mayor y, por tanto, también la posibilidad de generalizar el comportamiento. Además, el método de Pre-Terapia de Prouty es aplicable en cualquier lugar deseado y, por tanto, también a la terapia de grupo. Él menciona sesiones de tratamiento dos o tres veces por semana, de media hora a una hora, en las viviendas de discapacitados psicológicos. Por otro lado, describe en “El desarrollo del contacto comunicativo con un esquizofrénico catatónico” (en prensa) el tratamiento de un “...esquizofrénico severamente retraído que había sido inaccesible”, en el que la sesión duró más de un día, y los reflejos se desarrollaron en fragmentos de 5 a 10 minutos cada vez.
Prouty considera la Pre-Terapia como un conjunto de “técnicas simples”. La evidente sencillez que expresa, sin embargo, se desmorona si el tratamiento es excesivo. En ese punto, parece necesaria algo de práctica y experiencia. Si somos capaces de elevar nuestras terapias en nuestras situaciones de trabajo diarias, real y verdaderamente, a un nivel emocional y preponderantemente verbal, entonces nuestro funcionamiento corporal entra en juego, pero puede, sin embargo, parecer muy crucial en el tratamiento de pacientes discapacitados psicológicamente.
Referencias.
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Strasser, S. (1956). Das Gemüt. Grundgedanken zu einer phänomenologischen Philosophie uns Theorie des menschlichen Gefühlslebens. Utrecht/Freiburg: Het Spectrum.
Traducción: (*) Realizada a partir de una versión informal e imprecisa en inglés, Prouty’s Pre-Therapy Method and the Treatment of Hallucinations: A Report -- Hans Peters. disponible en: https://docs.google.com/document/d/1bxbU5XsjLtkuS3vDN_hXiCPOd1rvn_36/edit?usp=sharing&ouid=104645671635180763786&rtpof=true&sd=true
Luis Robles Campos (2023). Psicólogo – Universidad de Tarapacá. Arica – Chile.
Focusing Trainer – Acreditado por Focusing Institute, New York.
luisrobles1977@gmail.com