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viernes, 31 de julio de 2009

Pre-Terapia con Retardo Mental Severo


EL ENRIQUECIMIENTO DE VIDA DE UNA MUJER PROFUNDAMENTE RETARDADA:

Una Aplicación de la Pre-Terapia.

Korey McWilliams & Garry Prouty

Centro de Counseling de Chicago


“Life Enrichement of a Profoundly Retarded Woman: An application of Pre-Therapy”,
The Person-Centered Journal, Volume 5, Issue 1, 1998.

Traducción: Luis Robles Campos (*).




INTRODUCCIÓN.

La Terapia Centrada-en-el-Cliente tradicionalmente ha descuidado el trabajo terapéutico con los clientes mentalmente retardados. Rogers (1942) creía que tales clientes carecían de la autonomía y las habilidades introspectivas necesarias para la psicoterapia. Algunos estudiosos creen que tal posición de Rogers produjo un efecto de profunda inhibición en el desarrollo de la terapia y la investigación para esta población (Ruederich & Menolascino, 1984). Por consiguiente, sólo un manojo de publicaciones europeas han aparecido: Badelt, de Alemania (1990); Peters, de los Países Bajos (1981, 1986a, 1986b, 1992, 1996); y Portner, de Suiza (1990, 1996a, 1996b).


PRE-TERAPIA.

Como una evolución de la Terapia Centrada-en-el-Cliente (Prouty, 1994), la Pre-Terapia propone una teoría del contacto psicológico específicamente diseñada para la aplicación a clientes retardados, así como a otras poblaciones con bajo funcionamiento (Prouty, 1976, 1990, 1997; Prouty & Cronwall, 1990; Prouty & Kubiak, 1988; Van Werde, 1990). Rogers (1957) describió el contacto psicológico como la primera condición para formar una relación terapéutica. Desafortunadamente, Rogers no presentó un concepto del contacto psicológico, ni describió los medios para desarrollarlo cuando está dañado o ausente en los clientes. Él tendió a asumir su presencia, cómo suele ocurrir en los pacientes de alto funcionamiento.

La Pre-Terapia delinea el concepto de contacto psicológico tanto en el detalle teórico y como en la aplicación. El método o la técnica de establecer contacto psicológico se describe como Reflejo(s) de Contacto. Teóricamente, los procesos psicológicos subyacentes son denominados como las Funciones del Contacto y los resultados conductuales mensurables son llamados las Conductas del Contacto.
Reflejos de Contacto.

Los Reflejos de Contacto están específicamente diseñados para hacer contacto psicológico con el tipo de cliente regresivo-retardado. Ellos son extraordinariamente concretos y literales de modo que encajen empáticamente con la "actitud concreta” del cliente (Gurswitch, 1966). Los Reflejos de Contacto son diferentes de los Reflejos Rogerianos clásicos. Debido a la falta de capacidad comunicativa del cliente, a menudo el terapeuta no puede conocer el marco de referencia interna del cliente. Por consiguiente, los reflejos son dirigidos a la conducta expresiva externa del cliente. Estos Reflejos de Contacto toman cinco formas: Situacionales, Faciales, Palabra-Por-Palabra, Corporales, y Reiterativos.


Reflejos Situacionales (RS): Están orientados hacia la situación, el ambiente o el entorno del cliente. Su propósito teórico es asistir el contacto con la realidad concreta. Un ejemplo es "Jane está jugando con el juguete".

Reflejos Faciales (RF): Son dirigidos hacia el afecto pre-expresivo del cliente. Su propósito teórico es desarrollar el contacto afectivo. Este tipo de respuesta se ejemplifica como: "Pareces enojado".

Reflejos Palabra-Por-Palabra (RPP): Se enfocan en el discurso del cliente, muchas veces incoherente. El cliente puede expresar: “(incoherencia), (incoherencia), cielo, calle”. El terapeuta puede reflejar: "Cielo, calle". Esto está diseñado para asistir el contacto comunicativo.

Reflejos Corporales (RC): Se apuntan a las posturas corporales del cliente. Un ejemplo de esto es: "Tus brazos están tiesos enfrente de ti". El propósito es asistir las funciones del darse cuenta, tales como el experienciar corporal, espacial y perceptual.

Reflejos Reiterativos (RR): Es un principio que declara que, si cualquiera de las contestaciones precedentes del terapeuta producen una respuesta del cliente, repítala. Esto permite el refuerzo de la experiencia de contacto previa.


Estos reflejos, al seguir los esfuerzos verbales y no-verbales del cliente, proveen al cliente una red de contacto psicológico al nivel de expresión y comunicación de éste. Teóricamente, estos reflejos de contacto tendrán la función de aumentar el contacto del cliente con el Mundo, con el Sí Mismo, y con los Otros (Merleau-Ponty, 1962).


Las Funciones del Contacto.

Las Funciones del Contacto se refieren a la experiencia del cliente sobre el Mundo, el Sí Mismo y el Otro. Ellas son un resultado directo de los Reflejos de Contacto. Las sugerencias de Perls (1969) sobre el “contacto como una función del ego' es dividida en tres funciones psicológicas: Contacto con la Realidad, Contacto Afectivo, y Contacto Comunicativo. Éstas son descritas como funciones del darse cuenta. El contacto con la realidad es el darse cuenta de personas, lugares, cosas, y eventos. El contacto afectivo es el darse cuenta del ánimo, de los sentimientos, y de las emociones. El contacto comunicativo es la simbolización de la realidad y del contacto afectivo. Puesto de otra manera, la Pre-Terapia restaura el contacto con el Mundo, con el Sí Mismo y con el Otro.

El siguiente es un ejemplo clínico (Prouty, 1994, op. cit.) que describe un encuentro entre terapeuta-estudiante y una mujer esquizofrénica, funcionalmente retardada, en una institución de custodia. Las abreviaciones etiquetan el tipo de Reflejo de Contacto utilizado en la respuesta del terapeuta (T) hacia la cliente (C).


C: Ven.

T: (RPP) Ven conmigo.

[La paciente me llevó a la sala de estar. Estuvimos allí silenciosamente por lo que pareció ser un tiempo muy largo. Debido a que no podía comunicarme con ella verbalmente, miré sus movimientos corporales y reflejé éstos estrictamente].

C: [La paciente puso su mano en la pared.] Frío.

T: (RPP-RC) [Puse mi mano en la pared y repetí la palabra.] Frío.

[Ella había estado sosteniendo mi mano desde el principio, pero cuando hice el reflejo, ella la apretó más. Luego ella empezó a mascullar fragmentos de palabras así que fui cuidadoso en reflejar sólo las palabras que podía entender. Lo que ella estaba diciendo empezó a tener sentido].

C: Ya no se qué es esto.

[Tocando la pared – CONTACTO CON LA REALIDAD]. Las paredes y sillas ya no significan nada].

T: (RPP-RC) [Tocando la pared.] Ya no sabes lo que esto. Las sillas y las paredes ya no significan nada.

C: [La paciente empezó a llorar - CONTACTO AFECTIVO. Después de un rato ella empezó a hablar de nuevo. Esta vez ella habló claramente - CONTACTO COMUNICATIVO). No me gusta aquí. Estoy tan cansada, tan cansada.

T: (RPP) [Mientras tocaba acogedoramente su brazo, esta vez fui yo quien apretó su mano cuando hablé]. Está cansada, tan cansada.

C: [La paciente sonrió y me llevó para sentarme en una silla directamente delante de ella y empezó a trenzar mi pelo].


Esta viñeta ilustra la facilitación de las funciones del contacto a través del uso de los Reflejos de Contacto. Se restaura el Contacto con la Realidad, el Contacto Afectivo y el Contacto Comunicativo y la cliente se mueve hacia la relación terapéutica.


Las Conductas de Contacto.

Las Conductas de Contacto se refieren a los resultados observables de la Pre-Terapia. Las conductas de contacto emergen a través de la facilitación de las funciones de contacto. El Contacto Afectivo, Comunicativo y con la Realidad, forman las tres dimensiones de medición. La operacionalización del Contacto Afectivo se define como la expresión de afecto corporal/facial o verbal. El Contacto Comunicativo se describe como la simbolización lingüística de la realidad y del contacto afectivo. Los primeros estudios pilotos (Hinterkopf, Prouty & Brunswick, 1979) encontraron diferencias significativas en el contacto con la realidad y el contacto comunicativo como una función del tratamiento. La evidencia de validez de constructo fue desarrollada por Prouty (1994, op. cit.). Las medidas de fiabilidad han sido obtenidas por DeVre (1992) y Dinacci (1995).


ESTUDIO DE CASO.

El presente estudio revisa la historia de una mujer de cuarenta y un años, profundamente retardada, cuya madrastra implementó los Reflejos de Contacto en su hogar.


Participantes.

Los participantes principales eran una familia de tres: Darlene (la mujer profundamente retardada), su padre, y la madrastra de Darlene (su nueva mamá). Toda la información en este texto se obtuvo a través de entrevistas con la madrastra. En el momento del contacto con el entrevistador, el padre había fallecido; y debido a severos problemas de salud, la madrastra era incapaz de continuar proporcionando la atención necesaria para cuidar a Darlene; por consiguiente, ella ahora vive en una casa residencial para personas discapacitadas en el barrio de sus padres.

Once años antes, los tres estaban viviendo juntos y Darlene tenía el amor de su padre y el creciente amor de su nueva madrastra. Sin embargo, en ese tiempo, según lo observado por la madrastra, el cuidado y el amor eran necesarios, pero eran insuficientes. Aunque física y emocionalmente cercana a sus padres, Darlene permanecía sola, aislada en su propio mundo que era de muchas maneras un mundo desconocido.

Dócil y obediente, Darlene raramente sonreía, ofrecía un insignificante contacto visual, mostraba poca reacción a los otros y raramente comenzaba las interacciones. Sus habilidades de lenguaje verbal eran inexistentes y ella era incapaz de comunicar sus necesidades biológicas como sed, hambre, o querer usar el baño. Además, ella endava semi-ambulante y era proclive a pequeñas y grandes convulsiones, requiriendo monitoreo continuo y constante.

Darlene vivía en una concha psicológica, su mundo dentro del nuestro, y aún con poco contacto existente entre los dos mundos. Sintiendo este aislamiento existencial, su madrastra, habiendo aprendido la aproximación de la Pre-Terapia para comunicarse con personas mentalmente retardadas no-comunicativas, empezó a practicar los Reflejos de Contacto. Al hacer esto, su madrastra abrió la puerta a una nueva forma de vida, no sólo para ella, sino también para Darlene y su padre.


Implementando los Reflejos de Contacto.

La madrastra empezó implementando los Reflejos de Contacto en la mañana y en las tardes cuando Darlene estaba en casa después de su taller protegido. Éstos incluyeron los reflejos situacionales, corporales, faciales, palabra-por-palabra, y reiterativos, descritos anteriormente.

Con todos los clientes, y en el caso de Darlene, el nivel de deterioro dictará qué tipo de reflejo usará el terapeuta. Por ejemplo, el uso de los reflejos situacionales requiere algún vocabulario por parte del cliente. Debido a que la comprensión del lenguaje de Darlene era mínima, el uso de reflejos situacionales por parte de la madrastra, por consiguiente, fue limitado.

Los Reflejos Corporales son o bien conductuales, o verbales, o simultáneamente ambos. Si Darlene levantaba una mano en el aire, su madrastra levantaba su mano y/o decía: "Estás sosteniendo tu mano en el aire". Aun con un lenguaje severamente deteriorado, estos reflejos verbales son utilizados para expresar que se estaba “recibiendo” la comunicación de Darlene. Otros ejemplos que la madrastra usó fueron cruzar sus dedos, pegarse en el muslo e inclinar su cabeza ligeramente, todos intentos de reflejar corporalmente la conducta de Darlene.

Los reflejos faciales responden a las expresiones faciales de afecto del individuo, ya sean verbal o conductualmente. Desafortunadamente, debido al aislamiento, la medicación, o la institucionalización, algunos clientes mentalmente retardados pueden estar emocionalmente aplanados y sus expresiones faciales pueden ofrecer sólo una vislumbre de sentimiento. Los reflejos faciales responden a esas sutilezas como una manera de lograr que el cliente se contacte con su afecto subyacente. Aunque claramente no indicado por la Pre-Terapia, su madrastra sólo reflejaba los afectos "positivos" como "Pareces feliz" y “Estás sonriendo”. Si Darlene sonreía, su madrastra diría: "Darlene está sonriendo" y le sonreiría de vuelta. La expresión de conducta negativa intensa no fue empáticamente reforzada debido a la situación de vida en el hogar. Gritos disruptivos y agudos fueron algunas de las conductas negativas que no se animaron.

Los reflejos palabra-por-palabra son la repetición literal de palabras y de fragmentos de significado comunicados por el cliente. Esto refuerza la sensación del cliente de ser un comunicador que es capaz de establecer contacto. Nuevamente, debido a que Darlene no desarrolló el lenguaje verbal, su madrastra no reflejó palabras aunque ella sí reflejó activamente una variedad de gemidos y sonidos guturales.

El reflejo reiterativo es mejor entendido no como un tipo de reflejo, sino como un principio de guía para recapturar lo que previamente estableció contacto. Por ejemplo, Darlene espontáneamente hizo un sonido gimiente que su madrastra reflejó. Ya que esto estableció contacto, su madrastra reiteró este sonido más tarde para intentar el re-contacto. Igualmente, siempre que la madrastra descubriera cualquier cosa más que estableciera contacto, ella lo recordaría y lo utilizaría de nuevo más tarde.

Debido a que el contacto de Darlene y su madrastra no estaba limitado a sesiones de cincuenta minutos, una vez por semana; la frecuencia de los reflejos difirió del encuentro terapéutico usual. Su madrastra expresó esto como: "Era una rutina diaria. Siempre que la situación se presentara, o que yo pudiera hacerla posible... [eventualmente] se volvería automática. Incluso yo le enseñé a su papá". "Nunca olvidaré el momento en que Darlene comprendió que ella era entendida y ya no se aisló más. Ella podía comunicarse. Los treinta años previos a esto, su padre sólo podía amarla y satisfacer sus necesidades. Ahora ellos se podían relacionar. La impresión en la cara de Darlene era profunda".


RESULTADOS.

La Pre-Terapia teoriza que con la exposición a los Reflejos de Contacto, el contacto psicológico del cliente se incrementará. Este contacto puede ser definido como una clasificación triunvirata del contacto con el Mundo, con el Si Mismo y con el Otro. De acuerdo a los relatos de la madrastra, los efectos de utilizar los Reflejos de Contacto demuestran cambios clínicamente significativos en el crecimiento emocional y la conducta de Darlene. Específicamente, el contacto de Darlene con el Mundo, con el Sí Mismo y con el Otro ha nacido.

Su madrastra informó que antes de la exposición de Darlene a los Reflejos de Contacto, ella se sentaba inexpresiva y desatenta al "mundo". Cuando la familia iba a las carreras de autos, Darlene prefería mirar fijamente hacia abajo y jugar con sus juguetes, rara vez miraba hacia adelante y nunca mostraba interés en lo que la rodeaba. Subsecuente a los esfuerzos de la madrastra por hacer contacto, Darlene empezó a prestar más atención y desarrolló un interés en su ambiente. Ahora, en las carreras de autos ella se sentaba, con los ojos focalizados y mirando alrededor, siguiendo a los objetos que pasaban, así como también, notando a los transeúntes. Parecía como si una nueva curiosidad naciera dentro de sí, saliendo al mundo en busca de estímulo. Finalmente, el contacto de Darlene con su ambiente culminó con su primera visita al cine dónde ella se sentaba callada y atenta.

El contacto de Darlene con el "Si Mismo' también parecía significativo. Por ejemplo, previos a los esfuerzos de la madrastra, Darlene pasaba desinteresada por el espejo del baño, apenas deteniéndose a mirar en esa dirección. Gradualmente, mientras la madrastra continuó su uso de los reflejos de contacto, Darlene empezó a notar su propia imagen y eventualmente empezó a mirarse en el espejo con regocijo, sonriendo y riéndose. Darle no solo se reía al estar frente al espejo, sino que en muchas otras situaciones empezó a expresar completamente su alegría y felicidad de esta manera.

Incluso más significativo aún fue el aumento del contacto de Darlene con el "otro". En este caso, el "otro" era los "otros." Es decir, el aumento del contacto comunicativo de Darlene con su padre y su madrastra fue bastante dramática. El mundo previamente regresivo donde Darlene se retiraba a menudo, ahora estaba roto y abierto hacia el exterior. Concreta y más significativamente, esto incluía a su padre disfrutando a su hija, algo que él raramente había experimentado. Darlene ya no se sentaba a mirar la interacción entre su padre y su madrastra, desvalida al estar aparte. En cambio ella iniciaría contacto ocular y otros gestos, gatillando respuestas verbales y físicas de ambos padres. Además, con el tiempo Darlene finalmente aprendió a señalar sus necesidades de hambre sosteniendo su brazo en el aire, cruzando sus dedos y gimiendo simultáneamente.

Otros resultados positivos del contacto relacional de su madrastra fue el incremento de la iniciativa de Darlene. Más allá de la mera habilidad de reaccionar, había una fresca y nueva disposición de Darlene para intentar nuevas tareas, tales como quitarse su chaqueta sin que se lo pidieran o aprender a subir los peldaños y a abordar su autobús escolar sin asistencia.

No sólo parecía que se trataba de Darlene experimentando la satisfacción intrínseca de la autonomía y el logro, sino que el nivel de estrés psicológico en los padres fue disminuyendo un poco; y el aislamiento paternal también fue reducido. Esto, a su vez, les permitió que estuvieran más disponibles para el contacto interactivo con Darlene.

Debe notarse que cuando Darlene estaba siendo preparada para la llevarla al grupo de la casa de acogida, un psicólogo independiente chequeó su coeficiente intelectual. Él notó el cambio en el desempeño cognoscitivo de Darlene, que registraba como de 8 meses de edad mental, hacia uno de tres años de edad en la comprensión limitada de órdenes.


RESUMEN.

La Pre-Terapia evolucionó de la sugerencia de Rogers sobre el contacto psicológico como la primera condición de una relación terapéutica. El Contacto Psicológico puede entenderse como consistente en los Reflejos, las Funciones, y las Conductas de Contacto. Los Reflejos de Contacto se refieren a las técnicas de hacer contacto. Las Funciones del Contacto son funciones del darse cuenta que resultan de los Reflejos de Contacto. Las Conductas de Contacto son las conductas emergentes y mensurables que son el resultado del contacto psicológico aumentado.

Este texto expande el uso de la Pre-Terapia para incluir la participación familiar en el desarrollo psicológico de una mujer profundamente retardada. Los Reflejos de contacto no-verbales fueron utilizados por sus padres como una “facilitación de un enriquecimiento de vida". Se produjo una mejora del contacto con el Mundo, el Sí Mismo y el Otro. Darlene demostró un incrementó en el contacto consigo misma a través del disfrute de su imagen en el espejo. Ella demostró después un aumento en el contacto con los otros al volverse más comunicativa a través del uso de expresiones y gestos primitivos. Un desarrollo positivo posterior fue el efecto en los padres como resultado del incremento de la comunicación. Ellos podían tener satisfacción emocional del contacto humano incrementado con su hija. De estas maneras, ocurrió la "terapia" familiar.

Este estudio de caso sobre una mujer sola, "limitada a la casa", profundamente retardada y sin lenguaje generalmente confirma los estudios pilotos más cuantitativos con clientes más verbales, pero retardados. El valor futuro del estudio es la presentación de la mejora en la vida cotidiana dentro de la unidad familiar.

Las futuras aplicaciones de la Pre-Terapia deben extender la aproximación para enseñarla a los parientes/cuidadores y otros significativos para utilizar los Reflejos de Contacto como una parte de la interacción normal. Así como Carl Rogers sugirió que los principios de la terapia centrada-en-el-cliente se extendían a todas las relaciones interpersonales, también parece que lo hacen en las relaciones con personas retardadas. La Pre-Terapia no puede pensarse meramente de como una técnica, sino como una "Manera de Ser".


REFERENCIAS.

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(*) Traducción: Luis Robles Campos (2009).
Psicólogo, Universidad de Tarapacá, Arica – Chile.
Fousing Trainer acreditado, Focusing Institute, New York.
luisrobles1977@gmail.com
CONSULTA PARTICULAR
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jueves, 16 de julio de 2009

La Aplicación de los Reflejos de Contacto.


PRE-TERAPIA:

LA APLICACIÓN DE LOS REFLEJOS DE CONTACTO

Garry Prouty


“Pre-Therapy: The Application of Contact Reflections”, en American Journal of Psychotherapy, 00029564, 2007, Vol. 61, Issue 3.

Traducción: Luis Robles Campos (*).


INTRODUCCIÓN.

Los Reflejos de Contacto son el método básico de la Pre-Terapia. Hay cinco técnicas formalizadas: Situacional, facial, palabra-por-palabra, corporal, y reiterativo. En conjunto ellos forman una red de contacto psicológico que hace posible el desarrollo de relaciones terapéuticas. Se presenta una historia de un caso de tratamiento con una cliente con retardo y psicosis, junto con una discusión de esta innovadora técnica del terapeuta.

La Pre-Terapia es una evolución teórica y práctica en la Terapia Centrada-en-el-Cliente (Prouty, 1990). Rogers (1957) describió el contacto psicológico como la primera condición de una relación terapéutica. Él también se refirió al contacto como una pre-condición para el tratamiento. Esto lleva a nuestra acuñación, "Pre"- Terapia. Sin embargo, Rogers falló en definir el contacto como un método terapéutico.

La Pre-Terapia es la teoría y la práctica del contacto psicológico. Se define en términos del trabajo del terapeuta (Reflejos de Contacto), el proceso interior del cliente (Funciones de Contacto), y las conductas para la medición (Conductas de Contacto). Descripciones teóricas completas pueden encontrarse en Prouty (1994) y Prouty, Van Werde, y Portner (1998), y exploraciones empíricas pueden encontrarse en las escrituras de Hinterkopf, Prouty y Brunswick (1979), De Vre (1992), Prouty (1994, 2002), y Dinacci (1997, 2000).

Las poblaciones objeto para este modo de tratamiento han sido individuos con esquizofrenia aguda y crónica, aquéllos con incapacidades intelectuales, con o sin psicosis, y clientes con demencia. Los aspectos psicóticos de la personalidad múltiple también pueden ser tratados a través de esta aproximación, así como también se puede con clientes con trauma. El propósito de este texto es describir el uso de los básicos Reflejos de Contacto con una cliente que es retardada y tiene un desorden esquizo-afectivo.


EL MÉTODO.

La aproximación, como originalmente la describió Prouty (1976), consiste en cinco tipos de respuestas terapéuticas. Aplicadas con empatía, estas respuestas constituyen el método de la Pre-Terapia. Las técnicas están basadas en las funciones cognitivas concretas de los clientes con daño cerebral y esquizofrenia, según lo descrito por Goldstein (1939), Goldstein y Scheerer (1941), Freidman (1961), Gurswitch (1966), Mazumadar y Mazumadar (1983). Esto produce una cualidad ultra-concreta de reflejo que apunta a capturar la experiencia viva del cliente. Tomando prestada una frase de Buber (1964), la Pre-Terapia puede describirse como "apuntando hacia lo concreto".


REFLEJOS SITUACIONALES (RS).

Los pensadores existenciales a menudo describen a los humanos como "en situaciones", lo que significa que están relacionalmente inmersos en el mundo existencial (Brockleman, 1980). Los reflejos situacionales siguen el proceso del cliente hacia su situación, ambiente o entorno. El terapeuta refleja la situación del cliente en ese momento. Por ejemplo, reflejos tales como: "Estás sosteniendo una bolsa", o "Estás mirando el suelo", facilitan el contacto con la realidad. El terapeuta sigue la atención del cliente y refleja cualquier situación realista en el ambiente inmediato. Esto ayuda al cliente a entrar en contacto con la realidad concreta momentánea.


REFLEJOS FACIALES (RF).

Arthur Burton (1973) vio el rostro humano en términos filogenéticos y evolutivos como el "órgano" expresivo de lo singularmente humano. Muchos pacientes regresivos y crónicos muestran sus sentimientos de manera pre-expresiva en sus rostros. Ellos tienen historias de aislamiento psicosocial, institucionalización, y sobremedicación (Reiss, 1994). Por consiguiente, muchos clientes presentan afecto latente o pre-expresivo en sus caras. Un ejemplo de reflejo facial (RF) sería: “Hay lágrimas en tus ojos". Otro ejemplo es: "Pareces asustado". Nuevamente, el terapeuta podría reflejar, más concretamente: "Tus ojos están grandes". Estos reflejos ayudan a desarrollar contacto afectivo en el cliente.


REFLEJOS PALABRA-POR-PALABRA (RPP).

Los reflejos palabra-por-palabra son intentos por desarrollar contacto comunicativo con clientes regresivos que están comunicativamente deteriorados. Estas poblaciones, que a menudo tienen psicosis, daño cerebral, o retraso, típicamente despliegan síntomas tales como fragmentación de frases y palabras, ecolalia, neologismos, o ensalada de palabras. Por ejemplo, un cliente puede decir “árbol”, "auto", “ojos”. El terapeuta reflejaría las palabras claras aun cuando la frase sea ininteligible. Esta recepción empática del terapeuta es importante debido al esfuerzo expresivo del cliente. Estos reflejos le dan al cliente la experiencia de ser recibido. Ocasionalmente, los reflejos son sonidos. Los reflejos palabra-por-palabra facilitan el contacto comunicativo con el cliente.


REFLEJOS CORPORALES (RC).

El lenguaje existencial de Medard Boss (1994) describe el organismo humano como “corporalmente orientado hacia adelante”. Esto significa que el organismo corporal es expresivo. Los reflejos corporales, que son respuestas empáticas a tal “orientación corporal hacia adelante” producen cambios en la comunicación verbal de los clientes. Tales resultados pueden verse en la exploración de la sintomatología catatónica (Prouty & Kubiak, 1988a). Hay dos tipos de reflejos corporales. Los primeros son verbales, como: "Tus brazos están en el aire". Los segundos son reflejos corporales mucho más concretos. Por ejemplo, un terapeuta puede reflejar usando su propio cuerpo, levantando sus propios brazos, a modo de respuesta empática hacia un paciente. Los reflejos corporales ayudan que integra el sí mismo o el ego dentro de la experiencia corporal, mientras que reducen la disociación psicótica.


REFLEJOS REITERATIVOS (RR).

Los reflejos reiterativos son técnicas que le dan cuerpo al principio del recontacto. Si cualquier reflejo particular tiene éxito en producir una respuesta, el terapeuta debería repetir el reflejo. Hay dos tipos de recontacto. El primero se llama de corta data. El segundo se llama de larga data. Un ejemplo de re-contacto de corta data es este: Una cliente estaba silenciosa, simplemente tocando su frente, lo que el terapeuta inmediatamente se mantuvo reflejando. Eventualmente, la cliente dijo "Abuela", que ella gradualmente procesó en sentimientos acerca de la muerte de su abuela.

Un ejemplo de re-contacto de larga data, es el siguiente: El terapeuta reitera al cliente material de la sesión anterior. “La última sesión dijiste 'bebé' y apuntaste a tu vientre". La cliente retomó su proceso previo, repitiendo “bebé” y apuntando a su vientre. Gradualmente, este proceso se desplegó en una verdadera historia sobre un embarazo real y el trauma de un aborto.


CONSIDERACIONES TEMPORALES Y ESPACIALES.

Los teóricos existenciales (Binswanger, 1963) describen la experiencia temporal y espacial como la parte de nuestro “Ser en el Mundo" humano. En la Pre-Terapia, el tiempo y el espacio juegan un importante rol. Primero, el ritmo del cliente es un elemento que requiere atención. Algunos clientes son muy lentos en su expresividad, mientras que otros son más rápidos. Por ejemplo, los clientes deprimidos tienen un paso mucho más lento de comunicación, mientras que las personas hiperactivas o maníacas proceden a un paso mucho más rápido. Los reflejos de contacto palabra-por-palabra ayudan a mantener contacto terapéutico con los clientes de paso lento. El terapeuta debe ser cuidadoso para reflejar lentamente de tal forma que de “espacio” al cliente y no agobie su esfuerzo expresivo. La expresión rápida del cliente puede dejar al terapeuta siendo incapaz de seguir el paso. La técnica es expresar reflejos de contacto de "permanencia". Esto involucra el reflejo periódico de frases o palabras que los terapeutas puedan coger desde su propio ritmo. Las estrategias palabra-por-palabra mantiene el progreso del contacto con el cliente.

Las consideraciones espaciales a menudo entran en la Pre-Terapia. Primero, muchas personas con esquizofrenia reaccionan a la presencia física del terapeuta, así que éste debería ser cuidadoso sobre estar demasiado cerca o lejos del paciente. La proximidad excesiva puede provocar ansiedad, temor, etc. La distancia excesiva puede darle al cliente una impresión de lejanía emocional. En cualquier caso, la distancia real es subjetiva para el cliente. Secundariamente, las alucinaciones pueden ocupar un espacio tridimensional en el campo perceptual de clientes psicóticos (Havens, 1963). Esto resulta en reflejos situacionales desde el terapeuta. Ejemplos de esto pueden ser: "La pintura está ahí arriba", o "El sonido viene desde la esquina". Tales reflejos permiten tanto al cliente como al terapeuta tener contacto terapéutico con la alucinación. Para una completa descripción para tratar las alucinaciones, vea Prouty (2004).


LA RED.

Si la mayoría (o todos) los reflejos de contacto son aplicados, el resultado puede describirse metafóricamente como una "Red de Contacto". Si uno mira estas técnicas desde un punto de vista de la práctica, vienen a la mente las siguientes observaciones:

El cliente con contacto deteriorado está experimentando una "red" de contacto desde el terapeuta que facilita la realidad, el contacto afectivo y comunicativo del cliente.

El terapeuta se está comunicando al nivel cognoscitivo del cliente, reforzando así la posibilidad de relacionabilidad.

Las actitudes centradas en el cliente de no-directividad, consideración positiva incondicional y empatía, se dan a través del contacto directo y del experienciar concreto.

Muchos ejemplos prácticos de los reflejos de contacto están disponibles (Prouty, 1976, 1990, 1995, 1998a, 1998b; Prouty & Cronwell, 1990; Prouty & Kubiak, 1988a, 1988b; Prouty & Pietrzak, 1988).


PAUTAS FENOMENOLÓGICAS.

Sartre (1956) describió la experiencia como "absolutamente auto-indicativa". Esto significa que la experiencia se presenta exactamente como es. Se implica a si misma. Significa ella misma. Se refiere a sí misma. En la Pre-Terapia, el método primario de comprensión es la experiencia directa, no la experiencia interpretada.

Muchos terapeutas no responden al experienciar real del cliente; respondiendo en cambio con interpretaciones sobre la experiencia del cliente. La primera pauta en la terapia reflectiva es intentar responder a lo que está en el momento fenomenológico.

Scheler (1953) creía que la fenomenología es experiencia "desimbolizada". Esto significa que la experiencia ocurre de manera previa y separada del lenguaje. La segunda pauta significa que necesitamos buscar y ver la conducta del cliente a fin de suplementar el modo normal de escucha psicoterapéutica. Por consiguiente, ver puede ser tan importante como, o aún más significativo, que escuchar.


APLICACIÓN.

La siguiente sesión (Van Werde, 1990) tiene lugar después de cuatro meses de terapia. Ilustra cómo los reflejos de contacto se correlacionan con los esfuerzos pre-expresivos del paciente. La paciente exhibía regresión con un pato de juguete. Más tarde durante la sesión, ella se mueve más cerca de la realidad simbolizando su aborto y hablando sobre su abuela muerta.

Ann tiene 22 años. Ella está doblemente diagnosticada como leve o moderadamente retardada y con un desorden esquizo-afectivo. Ella vive en un establecimiento residencial y recibe tratamiento de litio. Durante un embarazo inesperado, Ann empezó a exhibir episodios psicóticos de exaltación (gimiendo y gritando) y se volvió auto-abusiva (cortándose y mordiéndose). En ese momento, ella estaba quedándose con su abuela, quien estaba cuidando de Ann y de la madre de ésta, que también es mentalmente retardada. El niño fue abortado, y la abuela se puso enferma y murió poco después. Ann fue admitida en el hospital. La Pre-Terapia fue recomendada como una manera de trabajar con el nivel bajo y la manera distorsionada de pensar, sentir, y actuar de la paciente. El terapeuta (T) era del Instituto de Pre-Terapia y en ese momento, un para-profesional.

[Claves para el diálogo: Reflejos Situacionales = RS; Reflejos Faciales = RF; Reflejos Palabra-Por-Palabra = RPP; Reflejos Corporales = RC; Reflejos Reiterativos = RR]

Terapeuta: (RF) Tienes una pequeña sonrisa en tu cara.
(RC) Mueves tu cabeza rápido. Te estás rascando.
Cliente: (Hace sonidos).
Terapeuta: (RPP) Estás haciendo ruidos.
(RR) Estás realmente callada. Antes estabas hablando, ahora estás callada, y estás haciendo ruidos.
(RC) Haces gestos con tu mano.
(RS) Me estás mirando.
(RC) Apuntas a tu garganta.
(RF) Cerraste tus ojos.
(RS) Miras hacia abajo, al pato, estás mirando fuera de la ventana. Levantas la vista y miras alrededor.
(RF) Tienes una pequeña sonrisa en tu cara.
Cliente: (Hace ruidos).
Terapeuta: (RPP) Estás haciendo un pequeño gemido.
Cliente: (Risas).
Terapeuta: (RF, RS, RR) Estás riéndote, estás tirando la cabeza de tú pato y estás
riéndote.
Cliente: (Risas).
Terapeuta: (RF) Te ríes.
(RS) Estás haciendo el gesto de bebé.
(RR) La semana pasada hablamos sobre un bebé e hiciste el mismo gesto. Me hablaste sobre un bebé la semana pasada.
(RC) Sostienes tu mano así.
(RS) Me estás mirando.
(RF) Cierras tus ojos.
(RC) Te rascas tu nariz.
(RR) Antes (previamente a esta sesión) de esta sesión tu dijiste que querías salir a dar una vuelta.
(RS) Está mirando el escritorio.
(RC, RR) Tiene un rasguño en tu cuello, justo aquí. Tienes un rasguño rojo en tu cuello.
Cliente: Ja, ja, ja, ja.
Terapeuta: (RF) Te ríes, una pequeña risa…
(RC) Bajas tu cabeza.
(RS) Estás tocando tu pato.
(RC) Pones tu cabeza hacia abajo.
(RF) La cara de Ann parece triste. Tu cara parece triste. Tu cara parece triste, Ann.
Cliente: (Ruido).
Terapeuta: (RPP) Estás haciendo pequeños ruidos.
Cliente: (Ruido).
Terapeuta: (RPP) (Hace el mismo ruido.)
(RR) A veces hablas conmigo, a veces haces ruidos.
(RS, RC) Estás acariciando la cabeza de tu pequeño pato (hace lo mismo).
(RR, RS): Antes, cuando estabas acariciando tu pato, hiciste el gesto de bebé. Pones al pato cerca de ti.
Cliente: (Ruido).
Terapeuta: (RPP) Haces pequeños ruidos.
Terapeuta: (RC, RS) Estás tocando tu nariz y tu pato.
(RF) Tus ojos parecen tristes.
(RS) Miras fuera de la ventana.
(RC) Estás frotando tu nariz.
(RS) Estás sacando cosas pequeñas de tu bolsillo y tirándolas al suelo.
Cliente: (Risas).
Terapeuta: (RF) Te ríes.
Cliente: Yo me río, yo quiero.
Terapeuta: (RS) Viste a alguien fuera de la ventana.
(RPP) Yo quiero.
Cliente: ¿A qué tipo de lugar voy a ir?
Terapeuta: (RPP) ¿A qué tipo de lugar vas a ir?
Cliente: Mhm.
Terapeuta: (RPP) Mhm.
(RF) Tu frente está totalmente fruncida. Pareces angustiada, tu cara parece muy angustiada.
Cliente: Mm mhm.
Terapeuta: (RR) ¿A qué tipo de lugar voy a ir?
(RF) Tus ojos y tu cara lucen tristes.
(RC) Estás tocando tu frente.
Cliente: Me siento tan cansada.
Terapeuta: (RPP) Tan cansada.
(RC) Echas tu pelo para atrás.
(RF) Pareces triste. Tu cara parece tan triste.
(RR) Tú preguntas, a qué tipo de lugar vas a ir.
Cliente: Voy tomar todos mis animales de felpa y voy a dejar mi ropa.
Terapeuta: (RPP) Vas tomar todos tus animales de felpa y vas a dejar tu
ropa
Cliente: Mi mamá y la abuela no quieren mi ropa.
Terapeuta: (RPP) Tu mamá y la abuela no quieren tu ropa.
Cliente: Sí.
Terapeuta: (RPP) Sí.
Cliente: Uh.
Terapeuta: (RPP) Uh.
Cliente: (Risas).
Terapeuta: (RF) Te ríes.
(RC) Te meces de un lado para otro.
Cliente: ¿Me vas ayuda a guardar y llevarme mis cosas?
Terapeuta: (RPP) ¿Me vas ayuda a guardar y llevarme mis cosas?
(RS) Me miras. Estás mirándome. Está haciéndome una pregunta.
(RR) Que te ayude a guardar y llevarte tus cosas.
Cliente: Quiero llevármelas ahora.
Terapeuta: (RPP) Quiero llevármelas ahora.
Cliente: Quiero llevármelas ahora y nunca más venir a la visita.
Terapeuta: (RPP) Quiero llevármelas ahora y nunca más venir a la visita.
Cliente: (Risas) Si.
Terapeuta: (RR) Dices eso con fuerza: Quiero irme y nunca más venir a la
visita.
Cliente: Quiero que mis prisioneros me dejen.
Terapeuta: (RPP) Quieres que tus prisioneros te dejen.
Cliente: Sí.
Terapeuta: (RPP) Sí.
Terapeuta: (RC) Estás meciéndote.
(RR, RS) Tú te meces y yo me mezo.
Cliente: (Canta y tararea).
Terapeuta: (RPP) Estás cantando.
Cliente: (Canta) Me gustaría irme lejos.
Terapeuta: (RPP) Quieres irte lejos.
Cliente: (Canta) Quiero tener a mi mamá y a mi abuela…
Terapeuta: (RPP) Quieres tener a tu mamá y a tu abuela también.
Cliente: No hay amor en todo el pueblo.
Terapeuta: (RR) No hay amor en todo el pueblo.
Cliente: (Canta) Me gustaría irme lejos (tararea).
Terapeuta: (RPP) Quieres irte lejos.
Terapeuta: (RF) Tus ojos parecen tristes cuando lo dices.
Cliente: (Canta).
Terapeuta: (BR, RS) Nos estamos meciendo.
Cliente: (Canta).
Terapeuta: (RS) Estás mirándome.
Cliente: ¡Bum! (Risa).
Terapeuta: (RPP) ¡Bum! Ese es un final rápido para esa canción (La cliente y
el terapeuta se ríen juntos).
Terapeuta: (RC, RR) Estás tocando tu frente donde yo la toqué antes. Justo allí.
Cliente: Quiero a mi abuela viva.
Terapeuta: (RPP) Quieres a tu abuela viva.
Cliente: Abuela.
Terapeuta: (RPP) Abuela.
Cliente: Sí.
Terapeuta: (RPP) Sí.
Cliente: Ella está en el cielo con Dios.
Terapeuta: (RPP) Ella está en el cielo con Dios.
(RR) Quieres que viva.
(RF) Cierras tus ojos. Tu cara parece triste.
(RR, RF) Ann, tu cara parece triste, y tus ojos parecen tristes.
Cliente: Quiero algo para comer.
Terapeuta: (RPP) Quieres algo para comer.
Terapeuta: (RF) Haces una mueca.


CONCLUSIÓN.
Esta viñeta describe el proceso emocional de la cliente desde un pato de juguete que expresaba su regresión hasta una señalización directa sobre un aborto (haciendo el gesto de bebé, apuntando a su estómago). Finalmente, ella expresó más tiernamente la pérdida emocional de su abuela ("Yo quiero a mi abuela viva”). Tanto el aborto como la muerte de su abuela eran asuntos importantes. La cliente cambió desde un modo pre-expresivo regresivo (el pato) a un modo orientado a la realidad (haciendo un gesto de bebé, apuntando a su estómago) sobre la experiencia de aborto y la pérdida de la abuela. Ella se movió desde la irrealidad a la realidad en sus modos expresivos.

Finalmente, esta viñeta ilustra la aplicación de los reflejos de contacto con una cliente con retardo mental con diagnóstico-dual que incluyó la sugerencia de Rogers sobre el contacto como una pre-condición de la terapia. También refina el arte del reflejo a través de múltiples técnicas y de la extraordinaria concreción. Se espera que este adelanto de la técnica psicoterapéutica habilite la terapia para los clientes regresivos de bajo funcionamiento, desde su nivel concreto.


REFERENCIAS.

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By Garry Prouty, D.Sc.

Pre-Therapy International Network. Mailing address: 6015 Lakeside Place, Tinley Park, IL 60477.


(*) Traducción: Luis Robles Campos (2009).
Psicólogo, Universidad de Tarapacá, Arica – Chile.
Fousing Trainer acreditado, Focusing Institute, New York.
luisrobles1977@gmail.com


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martes, 23 de junio de 2009

Alianza Terapéutica en Psicoterapia Experiencial


RUPTURAS Y REPAROS DE LA ALIANZA TERAPÉUTICA EN PSICOTERAPIA EXPERIENCIAL

Leslie Greenber & Jeanne Watson

Traducción: Luis Robles Campos.






“Alliance Ruptures and Repairs in Experiential Therapy” en JCPL/In Session: Psychotherapy in Practice, Vol. 56(2), 175-186 (2000).



Resumen:
La formación y la mantención de una positiva alianza de trabajo son fundamentales para el éxito de la terapia experiencial. Los terapeutas experienciales encaran un desafío especial en la medida que ellos deben consideran constantemente si dirigir el proceso terapéutico más activamente o permanecer más cercanos dentro del marco de referencia interna del cliente. Esto requiere que los terapeutas experienciales estén agudamente concientes de la alianza de sus clientes momento a momento durante las sesiones. En este artículo se examinan las rupturas de la alianza, que comprenden quiebres en el acuerdo entre los clientes y los terapeutas sobre las metas y las tareas de la terapia durante las fases iniciales y medias del tratamiento. Ya que las rupturas a menudo son procesos encubiertos, se presentan métodos para detectar su ocurrencia durante las sesiones. Finalmente, se discuten e ilustran técnicas experienciales para forjar, mantener y reparar la alianza entre los clientes y los terapeutas.

Palabras claves: Terapia experiencial, alianza de trabajo, rupturas de la alianza, condiciones de la relación, empatía.



Una importante meta de la terapia experiencial es proveer a los clientes un ambiente de trabajo seguro para identificar y resolver sus problemas cognitivo-afectivos (Greenberg, Rice & Elliot, 1994; Watson & Greenberg, 1994). En terapia experiencial las intervenciones más activas son combinadas con la empatía, la consideración positiva incondicional, y la congruencia para facilitar los procesos de cambio del cliente (Rogers, 1965, 1967). Por esto, los terapeutas experienciales encaran un desafío especial en el que constantemente deben evaluar si sería de mayor ayuda implementar intervenciones más activas o permanecer sensiblemente sintonizados con la visión de mundo fenomenológicamente interna de los clientes, en diferentes momentos del proceso. La perspectiva de que los clientes son agentes activos en el proceso de exploración es fundamental para el establecimiento de una alianza de trabajo colaborativa. A partir de esta ventaja, las intervenciones activas son vistas como facilitadoras de la creación de una alianza en la cual los clientes son expertos acerca de su propia experiencia y los terapeutas son expertos en facilitar diversos tipos de exploración.

Basándose en la conceptualización de Bordin (1979), los terapeutas experienciales enfatizan la meta, la tarea y el vínculo de la alianza (Horvath & Greenberg, 1989, 1994). En nuestra visión, los terapeutas necesitan ser sensibles a diversas necesidades del cliente en distintos momentos de la terapia. Tempranamente en el tratamiento, los terapeutas están más preocupados de conectar y comprometer a los clientes en la terapia. Las principales metas durante las primeras etapas es que los clientes y los terapeutas formen un vínculo empáticamente armonizado, para especificar claramente los problemas cognitivo-afectivos que han traído a los clientes al tratamiento, y desarrollar un acuerdo sobre las tareas y las responsabilidades de cada uno de los participantes en orden de facilitar a los clientes la resolución de sus problemas.

Una vez que los participantes están claros acerca de las metas del cliente en el tratamiento y han acordado una manera de trabajar para alcanzar estas metas, entonces se pueden empezar a mover hacia la fase media de la terapia. Durante esta fase los terapeutas se concentran en facilitar la conciencia y el entendimiento de los clientes en su experiencia interna y los procesos específicos involucrados en su generación para ayudarles a volverse más aceptantes de si mismos, resolver sus problemas interpersonales, hacerse concientes acerca de sus estilos característicos de funcionamiento, y formular cursos alternativos de acción. Así, en las últimas etapas, se espera que los clientes y los terapeutas hayan desarrollado un sentido de confianza y colaboración acerca de las tareas de la terapia que ayudarán a los clientes a resolver sus problemas (Horvath & Greenberg, 1994; Horvarth & Luborsly, 1994)

Los terapeutas experienciales no dirigen el contenido, en el sentido de proveer interpretaciones o confrontar creencias irracionales (Elliot & Greenberg, 1995; Gaston y cols., en prensa), sino que más bien facilitan que los clientes solucionen sus propios problemas al focalizar su atención y promover procesos cognitivo-afectivos particulares en distintos momentos de la terapia para ayudarlos a generar nuevas formas de ver y ser en el mundo. Para este fin, los terapeutas experienciales atienden y escuchan las declaraciones de los clientes, llamadas indicadores, que señalan que los clientes están entrampados en, y listos para trabajar sobre, asuntos problemáticos específicos, tales como sentimientos negativos persistentes hacia otro significativo o hacia un conflicto interno que pueden ser el resultado de una auto-evaluación negativa. Después de identificar un indicador, los terapeutas intervienen activamente para ayudar a los clientes a resolver sus problemas afectivos específicos, por ejemplo, con el trabajo de las dos sillas para facilitar la resolución de conflictos internos, o con el uso de lenguaje vívido y evocativo, en un despliegue evocador sistemático[1] para identificar los estímulos de las reacciones problemáticas de los clientes. Desde esta perspectiva, las intervenciones más activas son vistas como ejemplos de las condiciones de la relación propuestas por Rogers (1965, 1967) y otros, y como formas de promover la alianza, en la medida que ellas comuniquen un profundo comprendimiento empático de los problemas y estados actuales y las metas de los clientes, y facilitar su exploración (Watson & Greenberg, 1994).

En este artículo, examinaremos e ilustraremos como los terapeutas experienciales fomentar el desarrollo de una alianza durante las fases iniciales y medias del tratamiento. Se discutirán los problemas específicos que emergen durante cada fase, y las formas de resolver posibles rupturas o quiebres en el acuerdo y colaboración entre los participantes acerca de las metas y tareas de la terapia.

La Fase Inicial de la Terapia.

Durante las primeras etapas del tratamiento, los terapeutas experienciales se esfuerzan en facilitar el compromiso y la colaboración en la tarea molar de la terapia, la de experienciar. Esto consiste en que los clientes se focalicen en su experiencia interna y que la representen simbólicamente para si mismos y para los terapeutas. Otra tarea durante esta fase es el establecimiento de un ambiente seguro y de sentimientos de confianza entre los participantes de manera que los clientes puedan comprometerse en la tarea de experienciar plenamente y sin impedimentos. (Greenberg y cols., 1994; Lietaer, 1990; Watson & Greenberg, 1994). Si el vínculo es débil, o si el acuerdo sobre las tareas y las metas de la terapia son pobremente negociaciones entre los participantes, entonces, pueden ocurrir rupturas en la alianza terapéutica. Las rupturas durante la fase inicial pueden incluir la dificultad de los clientes de prestar atención dentro de si mismos para focalizar en su experiencia interna, sentirse inseguros con sus terapeutas, cuestionar la utilidad de la terapia, y tener expectativas divergentes de las del terapeuta acerca del rol de éste en la terapia.

La tarea de experienciar y el desarrollo de la confianza y la seguridad pueden alcanzarse con los terapeutas respondiendo empáticamente, usando reflejos de sentimientos o metáforas para destilar la esencia de las experiencias de los clientes y su sentido fenomenológico de ser en el mundo. La empatía es comunicada por los terapeutas respondiendo hacia las partes vivas y profundas de las narrativas de los clientes acerca de sus experiencias, y atendiendo sus sentimientos acerca de los eventos y la significancia que éstos tienen para ellos. Ponderar

Una de las principales formas de identificar material que es particularmente vivo y profundo para los clientes, es escuchar su estilo de relato. Rice & Wagstaff (1967) identificaron cuatro diferentes tipos de cualidad de relato indicativos de diferentes procesos de los clientes durante la sesión: focalizado, externalizado, limitado, y emocional. Un estilo de relato focalizado señala un vuelco hacia adentro de la energía atencional para seguir la experiencia interna a fin de representarla simbólicamente en palabras. Tiene una cualidad lenta, vacilante y tentativa, como si los clientes estuvieran tratando de encontrar su camino en un territorio desconocido y de generar nuevas facetas de experiencia. Los momentos en que los relatos de los clientes se vuelven más focalizados proveen a los terapeutas una señal de que sus clientes se han tornado hacia adentro y están tratando de simbolizar su experiencia de maneras nuevas y frescas. Estos momentos proveen ventanas hacia los paisajes internos de los clientes y hacia áreas de su experiencia que puede ser útil que ellos exploren más profundamente. La identificación de los momentos durante las sesiones cuando los clientes están usando un relato focalizado permite a los terapeutas intervenir diferenciadamente y desacelerar a cada uno de los participantes en el diálogo para facilitar que los clientes tengan un acceso continuado hacia, y una focalización sobre, su experiencia interna.

Un estilo externalizado de relato, por contraste, parece revelar un despliegue exteriorizado de energía atencional del cliente como si fuera a producir algún efecto en el mundo exterior. Tiene una cualidad ensayada y rítmica que sugiere que el material que el cliente está simbolizando en palabras no es nuevo sino una recapitulación de la experiencia que le es familiar y casi añeja. Un ejemplo prototípico de este estilo de relato es alguien dando un discurso ya aprendido. Tanto el estilo de relato focalizado como el externalizado se caracterizan por un alto nivel de energía; un estilo de relato limitado involucra una disminución o un retiro de la energía atencional. Este patrón es caracterizado por una cualidad de voz delgada y aguda, como si el cliente estuviera caminando ansiosamente sobre huevos, tratando de distanciarse a si mismo de su experiencia interna y de lo que ella está diciendo. La última categoría, un estilo de relato emocional, identifica un patrón de discurso que es distorsionado o disgregado por la expresión de la emoción como cuando alguien intenta hablar mientras solloza o ríe nerviosamente (Rice & Kerr, 1986). La identificación de los patrones diferenciales de relato de los clientes facilita el desarrollo de una buena alianza de trabajo en la medida que esto permite a los terapeutas ser más sensitivos al procesamiento cognitivo-afectivo de los clientes que ocurre momento a momento durante la terapia, y sirve como medio para detectar rupturas de la alianza y períodos cuando el cliente no está comprometido en la tarea terapéutica.

En un intento de promover el experienciar del cliente y sentimientos de seguridad dentro del amiente terapéutico, los terapeutas experienciales tratan de asumir la perspectiva de sus clientes y obtener una sensación de que es lo es ser ellos en momentos particulares, sin fusionarse o sobre-identificarse con ellos. Sin embargo, no es suficiente para los terapeutas empatizar y entender las experiencias de sus clientes pasivamente. Debe ser comunicado a los clientes de una manera activa y debe ser recibido por ellos para que sea efectivo. El establecimiento de un ambiente seguro es promovido por los clientes experimentando a sus terapeutas como apreciándolos y siendo respetuoso con ellos (Elliot & Shapiro, 1990; Lietaer, 1990). Una importante manera en que esto se comunica es con los terapeutas escuchen atentamente las representaciones de los clientes de sus experiencias fenomenológicas internas. Esto sirve para legitimar las experiencias de los clientes y sus sentimientos acerca de sus situaciones, y les ayuda a desarrollar su propia y única voz y perspectiva acerca de sus situaciones, las cuales pueden someter a un estrecho escrutinio y examinación más tarde.

Las condiciones de seguridad se mantienen dentro del ambiente terapéutico si los terapeutas interactúan con los clientes abierta y honestamente y negocian un entendimiento común de las experiencias de sus clientes. Para conseguir esto efectivamente, los terapeutas necesitan estar en contacto con su propia experiencia interna durante la sesión. Además, ellos necesitan ser capaces de percibir claramente qué está ocurriendo en la relación entre los participantes, y responder desde una base de auto-conciencia, tan abierta y espontáneamente como sea posible, sin cargar al cliente o, por otro lado, dañar la relación.


Rupturas de la Alianza Durante la Fase Inicial.

Una serie de problemas y rupturas pueden emerger en la formación de una buena alianza de trabajo en las primeras etapas de la terapia. Estos pueden incluir, primero, a los clientes teniendo dificultad para volcarse hacia su interior para descubrir y representar su experiencia en nuevas formas. Esto puede ser el resultado de un gasto continuo de energías hacia fuera, como evidenciando una cualidad de relato externo, o debido a la disminución o constricción de la energía, evidenciado por una cualidad de relato más limitada. Segundo, los clientes pueden cuestionar el propósito y el valor de comprometerse en terapia, y verla como inefectiva en ayudarles a conseguir sus metas. Tercero, clientes más sofisticados, aunque convencidos de la utilidad y el valor de la terapia, pueden tener expectativas que difieren de las de sus terapeutas. Estos clientes pueden dudar acerca de la pertinencia de varias técnicas. Algunos pueden desear que sus terapeutas experiencialmente orientados pudiera interpretar su experiencia o alertarlos sobre patrones de conducta, mientras que otros pueden desear que sus terapeutas introduzcan intervenciones más activas para facilitar más rápida y más fácilmente el acceso a su experiencia interna.

Si durante las primeras sesiones, el uso del terapeuta de reflejos y metáforas no ha sido exitoso en promocionar la tarea general de la terapia (que los clientes accedan y representen su experiencia interna) entonces ellos pueden recurrir a una serie de intervenciones para facilitar el desarrollo y la mantención de la colaboración de los clientes. Los terapeutas pueden asegurar la cooperación y la colaboración de sus clientes en la tarea de la exploración interna, primero, usando la meta-comunicación, y segundo, implementando tareas especificas para asistir a los clientes a dirigir su atención internamente.

La meta-comunicación involucra que el terapeuta comente sobre el proceso de una manera genuina. Esto puede incluir proveer una explicación a sus clientes sobre la función y el propósito de la terapia y sobre como ésta puede facilitar que los clientes alcancen sus metas en el tratamiento, discutir las preocupaciones de los clientes, y clarificar aspectos confusos o difíciles del proceso. Así, el terapeuta puede explicar a los clientes que una de las tareas básicas de la terapia experiencial es focalizar su atención interiormente para discernir sus sentimientos de modo que ellas puedan llegar a saber el impacto de su entorno sobre si mismos y determinar su significado. Al identificar y etiquetar tanto sus observaciones de su entorno y sus sentimientos en respuesta a aquellas observaciones, ellos pueden ganar un creciente entendimiento de sus necesidades y metas. Esto, en consecuencia, los ayudará a resolver sus problemas y a determinar cursos alternativos de acción.

Para ilustrar, en el siguiente ejemplo, una cliente pregunta cómo hablar acerca de su depresión podría ser útil. Su terapeuta intenta proveer una explicación y asegurar el acuerdo de la cliente para comprometerse en ciertas tareas.

Cliente: No veo como es que hablar contigo acerca de esto podría ayudar mucho… Quiero decir, estoy enojada con mi esposo pero tengo que guardármelo hasta el punto en que siento que voy a explotar.

Terapeuta: Quizás puedas usar esto como un lugar para expresar tu rabia de un modo seguro sin que repercuta negativamente en ti. ¿Qué opinas?

Cliente: Si… Pero no estoy seguro de cómo eso podría ayudar…

Terapeuta: Bueno, te dará la oportunidad de expresar tus sentimientos y la oportunidad de examinar qué está pasando en la relación de modo que puedas planear maneras de actuar que no sean dañinas para ti y que te ayudarían a alcanzar tus metas.

Cliente: Bueno, que tengo que perder… Tengo que hacer algo, se que no puedo continuar con esto.


La meta-comunicación tiene dos importantes funciones. Primero, provee una explicación para los clientes acerca de las tareas y las metas de la terapia de modo que ellos puedan percibir más claramente la función y la utilidad de comprometerse en un discurso terapéutico. Segundo, clarifica las metas y las intenciones del terapeuta de modo que los clientes puedan discernir si éstas son congruentes con las suyas, abriendo la posibilidad de los participantes de negociar un claro entendimiento de los objetivos del cliente.

Una alternativa a la meta-comunicación para fomentar y reparar quiebres en la colaboración durante la primera fase de la terapia son tareas específicas que facilitan que el paciente se vuelque interiormente para acceder a su experiencia interna. Si los clientes se comprometen en tales tareas exitosamente, ellos empiezan a percibir la utilidad y el valor de la exploración interna. Al considerar tales tareas terapéuticas, es de ayuda mantener en mente la distinción entre clientes hecha por Leijssen (1994) en términos de su relativa distancia de su experiencia. Algunos clientes están inundados por sus sentimientos y son incapaces de adquirir suficiente distancia para regular y modular sus reacciones afectivas y transacciones interpersonales. Otros clientes están tan distantes de su experiencia interna que casi siempre están inconcientes de su existencia, y por lo tanto, son incapaces de usarla como una importante fuente de información y punto de referencia para sus respuestas y transacciones con su entorno.

Los clientes que están inundados por sus sentimientos y respuestas afectivas pueden más fácilmente dirigir su atención hacia su interior y comprometerse en una búsqueda experiencial interiormente dirigida con sus terapeutas. En contraste, aquellos clientes que están más externamente focalizados, y que están menos concientes y menos sintonizados con sus reacciones e interacciones con otros en su entorno, necesitan más asistencia para dirigir su atención interiormente. Tales clientes a menudo despliegan una cualidad de relato externalizada indicando que ellos están más interesados en actuar en el mundo que en reflexionar y formular nueva experiencia. Con aquellos clientes, los terapeutas pueden usar pueden usar la tarea de Focusing (Gendlin, 1982) pidiéndoles que se sintonicen dentro de sus sensaciones corporales u otros aspectos de su ambiente interior. Esto redirige la atención de los clientes interiormente y les provee una fuente alternativa de información que yace dentro de si mismos en lugar del mundo externo.

Otra tarea que les provee a los clientes un prototipo o modelo de trabajo del tipo de actividades en las cuales comprometerse para trabajar productivamente en psicoterapia experiencial es la exploración de reacciones problemáticas (Greenberg y cols., 1994; Rice & Saperia, 1984). Como una ayuda para que los clientes se focalicen en si mismos, los terapeutas pueden sugerir un ejercicio como tarea para la casa para que los clientes se observen a si mismos entre sesiones, para determinar si se encuentran a si mismos actuando o reaccionando de una manera que los confunda o que los deje perplejos. Por ejemplo, una cliente puede observar que ella se pone intensamente furiosa después de una interacción con un miembro de su familia sin entender que la ha llevado a esa respuesta.

Las reacciones confusas del cliente pueden ser exploradas usando el despliegue evocador sistemático para facilitar la recolección y la reexperienciación de sus experiencias sobre la situación y sus sentimientos en el momento de la sesión. Después que está escena ha sido evocada vividamente, se anima a los clientes a dirigir su atención interiormente y simbolizar su sentido subjetivo interno en palabras para proveer un entendimiento de sus sentimientos, reacciones, necesidades, y metas en las situaciones. Como resultado de esta exploración, los clientes ganan entendimiento de sus reacciones en situaciones particulares y empiezan a percibir vínculos entre los eventos, sus sentimientos, y sus conductas (Greenberg y cols., 1994).

Un compromiso productivo en estas tareas tempranamente en la terapia ayuda no solo a establecer, sino que también a reparar, la alianza de trabajo, y permite a los participantes de adquirir una apreciación de los asuntos y los problemas de los clientes para formular el foco específico y las metas del tratamiento. Las tareas individuales proveen a los clientes modelos de trabajo de las actividades específicas de la terapia experiencial, las cuales están designadas para ayudarlos a alcanzar sus metas. Al establecer colaborativamente las metas y los acuerdos alcanzaos acerca de las tareas de la terapia, el vínculo de la alianza de trabajo se desarrolla y se mantiene, y los clientes aprenden a sentirse apreciados, entendidos, y confidentes que ellos tiene un aliado que está ávido y dispuesto a asistirlos en la resolución de sus problemas.


Las Etapas Medias de la Terapia.

Una vez que un ambiente seguro de trabajo ha sido establecido y los clientes están claros acerca de la tarea general de la terapia experiencial y han desarrollado un foco de indagación para ayudar a explorar sus dificultades, las intervenciones activas se implementan más frecuentemente. Durante esta fase, los terapeutas escuchan activamente las declaraciones de los clientes que sirven como indicadores que señalan que están luchando con problemas específicos en diferentes puntos de la sesión. Por ejemplo, los terapeutas pueden notar que los clientes están siendo auto-críticos, expresando persistentes malos sentimientos acerca de otros significativos, o más generalmente cuestionando su conducta en situaciones específicas. Después de confirmar su entendimiento de lucha de los clientes, el terapeuta les sugiere a éstos comprometerse en intervenciones terapéuticas específicas designadas para facilitar la resolución del problema específico que está preocupando actualmente (Greenberg y cols., 1994; Rice & Greenberg, 1984).

Hay dos objetivos primarios en esta etapa. Lo primero es desarrollar un foco de indagación para ayudar a los clientes a explorar problemas cognitivos-afectivos específicos que están interfiriendo con su funcionamiento actual. El segundo objetivo es elevar el arousal emocional para promover el acceso a, y la expresión emocional de su experiencia interna durante la sesión. Esto es perseguido, en conjunto con el objetivo de la primera fase de tratamiento, mantener y profundizar los sentimientos de confianza (Greenberg y cols., 1994; Watson & Rennie, 1994). Los sentimientos de confianza y seguridad necesitan desarrollarse tanto interpersonalmente, entre los clientes y los terapeutas, como intra-personalmente, dentro de los clientes, si ellos han de comprometer exitosamente en las tareas durante esta fase.


Rupturas de la Alianza en la Fase Media.

Para los clientes para los cuales las terapias de larga duración son más apropiadas, dos distintos focos de trabajo tienden a emerger, una en la cual la relación se vuelve una preocupación central, y la otra en la que los clientes son focalizados internamente, persiguiendo su propia senda interna y resolviendo problemas específicos en otros dominios con la ayuda de las intervenciones de tareas específicas (Rennie, 1993; Watson & Greenberg, 1994). Consecuentemente, durante la fase media de la terapia, puede haber rupturas en la alianza de trabajo respecto de la implementación de intervenciones activas así como también de asuntos relacionales más generales. La naturaleza de las dificultades que pueden emerger durante la fase media de la terapia, que se relacionan o bien con las tareas o con el vínculo terapéutico, son en parte determinadas por la relativa duración de la terapia y los asuntos específicos con los cuales el cliente está lidiando.

Las rupturas respecto de las dificultades relacionadas con las tareas durante esta fase pueden consistir en los clientes rehusándose a comprometerse en ciertas actividades. Esto puede ocurrir por una serie de razones. Primero, los clientes pueden estar inseguros de experienciar sus sentimientos en la sesión, por ejemplo, cuando se les pide que imaginen a un otro significativo. Segundo, los clientes pueden estar asustados de perder el control en la sesión o pueden tener una sensación de que el proceso es demasiado rápido o abrumador. Tercero, los clientes pueden estar reacios de comprometerse en las tareas porque ellos no las perciben como relevantes para sus metas, tales como construir la escena donde ellos experimentan sus reacciones problemáticas usando un lenguaje concreto y vivido; o, ellos pueden encontrar que las actividades requeridas en ciertas de ciertas tareas son muy artificiales y planificadas, y sentirse tontos realizándolas, por ejemplo, cuando se les pide hablar hacia una silla vacía.

Las rupturas de la relación terapéutica que emergen durante la fase media a menudo reflejan un quiebre en la confianza y la colaboración. Algunos clientes pueden ser sensibles a las diferencias de poder en la situación terapéutica, por ejemplo, algunos hombres que tienen problemas con mujeres en posiciones de autoridad y poder, pueden tener dificultades para trabajar con terapeutas mujeres. Alternativamente, clientes viejos pueden ver a los terapeutas jóvenes como demasiado inexpertos, y otros clientes pueden sentir que sus terapeutas los están frustrando deliberadamente y rehusándose a responder a sus particulares y dificultosas situaciones de vida y necesidades. Por ejemplo, un cliente se quejó que su terapeuta era como un gobernante de la monarquía y él, el cliente, un súbdito más bajo, por quien el terapeuta solo simulaba preocupación. Otra cliente reprochó a su terapeuta por ser despreocupado. Ella sentía que dejaría de existir en cualquier momento que dejara la oficina del terapeuta y que ella no tenía ninguna importancia dentro de su esquema de cosas. Consecuentemente, ella estaba reacia a hablar de ella misma para no aumentar su sensación de abandono.

En algunos casos, las rupturas en la alianza son claras, cuando los clientes se rehúsan a comprometerse en las tareas. Sin embargo, las rupturas no son siempre inmediatamente evidentes para los terapeutas. Numerosos investigadores han observado que las rupturas en la alianza a menudo son procesos encubiertos dentro de los clientes, de los cuales el terapeuta está inconciente y acerca de los cuales los clientes no hablan libremente (Rennie, 1993; Rhodes, Hill, Thompson & Elliot, 1994; Watson & Rennie, 1994). A veces, cuando la alianza está rota, a menudo los clientes defieren de los requerimientos del terapeuta.

Por ejemplo, en un estudio en los cuales los clientes estaban explorando reacciones problemáticas, todos ellos reportaron en una entrevista después de sus sesiones que mientras realizaban la tarea, ellos habían cuestionado silenciosamente los requerimientos de sus terapeutas de pintar un dibujo de la escena en la cuales ellos experimentaban sus reacción. Aquellos que subsecuentemente vieron la intervención como productiva y como proveyendo a la sesión con velocidad y dirección, la juzgaron como valiosa. Esto tuvo un impacto positivo en sus alianzas con sus terapeutas, y ellos fueron capaces de comprometerse en su exploración más productivamente que aquellos clientes que continuaron sintiéndose confundidos e internamente resistentes, pero lo que no sorprende, es que este último grupo falló en resolver sus reacciones problemáticas (Watson & Greenberg, 1994; Watson & Rennie, 1994).

Esta naturaleza invisible de muchas de estas transacciones interpersonales subraya la necesidad para los terapeutas de ser más explícitos acerca de sus intenciones durante las sesiones y alcanzar mayor congruencia entre sus objetivos y los de sus clientes. Esto puede lograrse explicándoles a los clientes el propósito de alguna de sus intervenciones, así como también el porqué ellos piensan que éstas pueden ser útiles, y asegurándose de tener el acuerdo de sus clientes, momento a momento, para comprometerse en diversas actividades relacionadas con las tareas.

Los terapeutas experienciales necesitan mostrar una elevada sensibilidad y estar altamente sintonizados a posibles rupturas cuando implementan las tareas y ser más directivos del proceso terapéutico. Cuando ellos perciben disarmonías o posibles rupturas en la alianza, ellos tienen una serie de cursos alternativos de acción. Primero, ellos deben volverse más empáticos y respondientes hacia sus clientes, enlenteciendo o interrumpiendo las intervenciones activas y usar reflejos en lugar de ellas. Los clientes deben ser animados a hablar acerca de su reticencia y a darle voz a sus preocupaciones de modo que sus terapeutas puedan tener un mejor entendimiento de sus metas y necesidades en diferentes puntos de la sesión. Los miedos y preocupaciones de los clientes son reconocidos como legítimos y vistos como proveyendo a ambos participantes información acerca de las experiencias de los clientes en la terapia y sus maneras de experienciar en general. Los terapeutas experienciales están preocupados de reducir la sensación de amenaza o vulnerabilidad de los clientes en la sesión. Al responder empáticamente a las preocupaciones de los dientes, los terapeutas pueden romper la sensación de aislamiento, a diferencia de otros en su ambiente. Además, la reducción en la ansiedad interpersonal que sigue de ser entendido y validado por otro lleva a la habilidad de tolerar un gran monto de ansiedad intrapersonal.

La validación y el reconocimiento de los terapeutas hacia las preocupaciones de sus clientes es importante en términos de la tarea general de la terapia experiencial, esto es, que los clientes atiendan y usen su propia experiencia subjetiva como una fuente vital de información acerca de su ambiente. Más aún, es importante en términos de mantener un ambiente de trabajo seguro y de establecer confianza interpersonal e intrapersonal. Al representar sus preocupaciones simbólicamente en palabras, los clientes usan sus experiencias internas como dato, y hacen sus miedos concretos y conocidos, lo cual tiene el efecto tanto de contenerlos como de exponerlos para una examinación y reevaluación más profunda. Las condiciones de seguridad se potencian y mantienen si los clientes perciben a sus terapeutas como dispuestos y capaces de ver sus preocupaciones como legítimas.

Un segundo paso correctivo que los terapeutas experienciales realizan es indagar si hay algo en su propia conducta o interacciones con sus clientes que pueda contribuir a que los clientes se sientan reacios o incómodos durante la sesión. Por ejemplo, una cliente que se había comprometido con dificultad en la tarea terapéutica al comienzo de la terapia reportó sentirse presionada al principio en una de sus sesiones. Su terapeuta indagó si había algo que ella estuviera haciendo que hiciera que la cliente se sintiera así.

Cliente: No se por dónde comenzar…muy siento muy presionada ahora mismo.

Terapeuta: Te sientes presionada… ¿Como si tuvieras que actuar de alguna manera aquí? Me pregunto si hay algo que yo esté haciendo que contribuya a esos sentimientos.

Cliente: No, a menudo me siento así justo antes de empezar. Tengo que hacerme el tiempo para estar aquí así que no quiero perderlo.


Es especialmente importante para los terapeutas ser comprensivos y respetuosos cuando los clientes les reprochen por fallas que ellos perciben, por ejemplo, estar insensibles o indispuestos. Cuando los clientes develan sus descontento, enojo, y frustración, los terapeutas experienciales intentan estar completamente presentes y reconocer los sentimientos de sus clientes hacia ellos. Al mismo tiempo, ellos deben reafirmar sus límites en términos de los que ellos pueden hacer por sus clientes. Sin embargo, como expertos en sus propias experiencias y en el interés de promocionar su crecimiento y autonomía, los sentimientos de los clientes de sentirse malentendidos o confundidos en tareas particulares son reconocidos como genuinos. Los puntos de vistas de los clientes tienen supremacía dentro de la relación, con los terapeutas experienciales intentando diluir y aminorar cualquier desequilibrio de poder, así como también tratando de ser muy cuidadosos al no criticar a sus clientes por su reticencia a colaborar. Esto es posible, en parte, porque los terapeutas experienciales no tienen un interés particular en ningún punto de vista, o solución para sus clientes.

Si los clientes sienten que sus terapeutas han actuado de maneras que han exacerbado sus sentimientos de miedo y reticencia, pueden ser exploradas alternativas para hacerlos sentir más confortables. A menudo, sencillamente estar disponible a compartir los propios sentimientos de distrés, entenderlos y reconocerlos puede aminorarlos, haciendo innecesarios remedios más concretos. Al lidiar honestamente con la relación en el aquí y el ahora, y al reconocer su propia contribución a los quiebres de la alianza, los terapeutas experienciales facilitan ampliamente a que sus clientes encuentren su propia voz y que se sientan respetados y valorizados.

Otra manera de reajustar ambivalencias en la relación incluye al terapeuta haciéndose vulnerable dentro del encuentro al auto-revelar apropiadamente algunos pequeños detalles de su historia personal, o revelar sus propios sentimientos de preocupación acerca del bienestar de sus clientes. Sin embargo, es importante comunicar a los clientes que ellos no tienen que asumir responsabilidad por los sentimientos de sus terapeutas. Además, el grado de auto-revelación debería ser limitado y relevante a las preocupaciones del cliente para asegurar que es facilitativa de la exploración de los clientes y no los distraiga de ella, al asumir un foco central dentro de las sesiones. Una manera en que el terapeuta puede salvaguardar que su auto-develación no ensombrecerá los asuntos de sus clientes en la sesión es dejar el foco final de la intervención sobre los procesos internos y problemas de los clientes.

La tercera forma en que los terapeutas experienciales lidian con rupturas en la alianza durante la fase media de la terapia es implementar intervenciones de tareas para los miedos y las preocupaciones de los clientes. De esta manera el terapeuta ayuda a los clientes a expresar sus miedos y a confrontar cualquier dificultad que ellos estén experimentando en la sesión. Por lo tanto, si el cliente reporta que se está quedando en blanco en un punto difícil de la sesión, su terapeuta le puede pedir que permanezcan con el estar en blanco, para focalizarlo, y para hablar desde ese estado a fin de obtener un mejor sentido de lo que le está pasando. Al focalizar al cliente sobre su sensación de estar en blanco durante la sesión, el terapeuta le demuestra que él está en control del proceso, así como también la utilidad de estar en contacto con su experiencia interna. Esto provee al cliente con un insight adicional sobre sus propios procesos internos, respuestas y conductas en varias situaciones.

La cuarta forma en que los terapeutas experienciales usan para asegurar la colaboración de sus clientes es por medio de la meta-comunicación acerca de las técnicas y metas de la terapia. Si los terapeutas explican el propósito de las intervenciones especificas y cómo éstas pueden potenciar el proceso de los clientes en la sesión, ellos pueden estar más dispuestos a proceder. Más aún, los terapeutas le aseguran a los clientes que ellos son libres de detener el proceso en cualquier momento, y que ellos permanecen siendo los mejores jueces de lo que es tolerable para ellos para soporten en la sesión. Esto sitúa el locus de control en los clientes, permitiéndoles sentirse más confiados en que el proceso no está saliéndose fuera de control con ellos en el asiento de pasajeros.


Caso de Ilustración.

El siguiente caso ilustra como un terapeuta experiencial intenta reparar y fomentar la alianza con la cliente quien estaba ambivalente acerca de comprometerse en la terapia debido al miedo de contactarse y experienciar sus sentimientos, así como también preocupada por los resultados de la terapia. La cliente era una mujer de 40 años que había buscado tratamiento para la depresión después de perder su trabajo y porque estaba teniendo dificultades en su matrimonio. Ella es graduada universitaria y había estado en psicoterapia previamente. Estaba escéptica acerca de si la terapia sería beneficiosa y se oponía a discutir su historia de vida ya que sentía que ella ya había entendido sus dinámicas familiares en una experiencia previa de terapia.

La cliente presentaba dos posturas muy diferentes en el tratamiento. Una postura era sumamente racional, analítica y demandante. Mientras que la otra era infantil, emocional y atormentada. Ella despreciaba sus emociones considerándolas disruptivas. Uno de los principales temas que emergió durante la terapia fue que ella tenía dificultades para ser asertiva en sus relaciones interpersonales más cercanas y con personas de autoridad. También encontraba que se estaba volviendo severamente depresiva, muy frecuentemente, y sin razón aparente.

En la quinta sesión, después que la cliente dice que estaba ambivalente acerca de asistir a la sesión, el terapeuta adopta una forma empática y reflectiva de reconocer los sentimientos de la cliente, y luego sugiere que ellos se comprometan en la tarea de las dos sillas para comprender y representar la ambivalencia de la cliente acerca de estar en terapia más profundamente involucrada. La cliente expresa su incomodidad al comienzo de la sesión.

Cliente: Oh, no quiero. Sólo quiero levantarme e irme a algún otro lugar ahora mismo. Me siento realmente en conflicto.

Terapeuta: Es realmente difícil para ti estar aquí.

Cliente: Me siento realmente agitada.

Terapeuta: Puedes separar las dos partes, la parte que quiere estar aquí y la que quiere salir arrancando. ¿Puede el lado agitado decirle al lado que quiere estar aquí qué es lo que le está agitando?


La cliente ha articulado que ella está dividida entre comprometerse en la terapia y detener el proceso. El terapeuta sugiere que se comprometan en un diálogo de las dos sillas para desarrollar y entender los dos lados del conflicto más profundamente.


Cliente (silla 1): Esto va a cambiar las cosas y tú no vas a ser la misma. Tengo como manejarlo de la manera en que las cosas están ahora pero no se si lo podré manejar de la manera en que las cosas serán después de esto.

Terapeuta: Así que tienes miedo del cambio. ¿Puedes decirle a ella algunas de las cosas que te asustan?

Cliente (silla 1): He estado trabajando para lidiar con todo esto, y ahora tengo miedo de que vaya a desaparecer.

Terapeuta: Ven aquí… (A la silla 2). ¿Qué pasa cuando la oyes decir a ella que está asustada…que resultará destruida destruida?

Cliente (silla 2): Bueno, pienso que lo está, y yo estoy asustada de eso también, y lo lamento.

Terapeuta: Así que lo lamentas, también. (A la silla 1) ¿Qué es lo que sientes cuando ella expresa tristeza de que tu desaparezcas?

Cliente (silla 1): No siento rabia, más bien molesta y resignada. Ella va a hacerlo de todos modos.


El terapeuta anima a la cliente a chequear sus reacciones internas a las diferentes partes del diálogo para determinar sus necesidades y el impacto de sus diversas declaraciones.

Terapeuta (a la silla 2): ¿Qué pasa cuando oyes este lado diciendo ‘me siento atrapada e incapaz de controlarte?

Cliente (silla 2): (Solloza) Se que es eso lo que estoy haciendo, pero algo saldrá. No voy a destruirlo todo por completo. Desearía que ella no estuviera tan asustada de eso.

Terapeuta (a la silla 1): ¿Qué pasa cuando le oyes decir que algo saldrá?

Cliente (silla 1): Me siento un poco mejor… No me siento tan atrapada.

Terapeuta (a la silla 1): ¿Qué necesitas de ella mientras ella hace esto?

Cliente (silla 1): Necesito saber que esto valdrá la pena y que ella mantendrá algunas cosas, como mis ideas.

Terapeuta: Así como tu visión… tu intelecto. Cambio a la otra silla… (A la silla 2) ¿Qué pasa cuando tu oyes decir ‘salva a estas partes de mi y cuídalas’?

Cliente (silla 2): No se que decir, pero trataré… Son importantes para mí también.

Terapeuta: Así que tu valoras esos aspectos también. (A la silla 1) ¿Qué pasa cuando le oyes decir eso?

Cliente (silla 1): Me siento más calmada... También la separación está desapareciendo un poco.


La sesión fue un punto de giro para resolver la reticencia de la cliente a comprometerse completamente en la terapia. Durante la sesión, la cliente percibió que estaba en control del proceso y que era capaz de negociar las condiciones de seguridad que le permitirían proceder más profundamente. Un asunto importante que esta cliente estaba trabajando era la expresión de sus propias necesidades en relación con los otros, así como también aprender a aceptar la parte más emocional de su personalidad, la cual ella constantemente subyugaba a favor de la razón.

Siendo despreciativa de sus emociones cuando ella empezó la terapia, al término ella había integrado estos dos aspectos en conflicto de su personalidad dentro de un todo más funcionante. Después de esta sesión, la cliente fue capaz de comprometerse en al terapia más fácilmente y examinar su depresión más detenidamente. Subsecuentemente, ella fue capaz de identificar los antecedentes de su depresión y de determinar maneras alternativas de ser en ciertas situaciones para apropiarse sus síntomas depresivos.


Conclusión.

A fin de que los clientes se comprometan en las tareas de la terapia, ellos tienen que sentirse seguros tanto interpersonalmente, en la presencia de sus terapeutas, así como también dentro de ellos, como se ha ejemplificado con la cliente descrita aquí. Una meta importante es lograr que los clientes recuperen su fortaleza y se vuelvan más empoderados durante las sesiones de modo que ellos puedan efectuar los cambios necesarios para resolver sus dificultades por las cuales ellos buscaron tratamiento, con los terapeutas actuando como aliados y guías para facilitar los procesos efectivos de los clientes durante las sesiones.

Para alcanzar estas metas, los terapeutas experienciales no intentan localizar las rupturas en la alianza históricamente como una función de las relaciones tempranas de lo clientes. En lugar de eso, las rupturas son vistas como reflejos certeros de lo que está ocurriendo en el aquí y el ahora entre los participantes. Los terapeutas experienciales intentan ser óptimamente sensibles todo el tiempo y especialmente cuando detectan rupturas en la alianza. En estos momentos, ellos buscan entender cómo ellos pueden haber contribuido a que los clientes se sintieran perturbados o reticencias durante la sesión. Ellos también pueden emplear la meta-comunicación para explicar y revelar sus intenciones y metas, para determinar si ella encajan con las metas y las intenciones de los clientes, y para negociar un entendimiento compartido. Finalmente, ellos implementan tareas específicas designadas para reparar los quiebres y las rupturas en la alianza en puntos específicos de la terapia.


Referencias Citadas - Lecturas Recomendadas.

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[1] Nota del Traductor: El Despliegue Evocador Sistemático es una técnica que se utiliza para esclarecer las reacciones problemáticas de los clientes en situaciones concretas. Con ella se busca, a través de la visualización paso a paso de la situación particular, identificar los activadores emocionales que han provocado la reacción problemática, así como también las implicaciones de significado relevantes para el sí mismo en dicha situación (Greenberg, Rice & Elliot, 1993). Cabe señalar, para los lectores no relacionados con la terapia experiencial, que las posibilidades del Despliegue Evocador Sistemático guardan cierta similitud con la técnica de la Moviola propuesta en la Terapia Procesal Sistémica Post-Racionalista de Vittorio Guidano (1994).
Traducción: Luis Robles Campos (2009).
Psicólogo, Universidad de Tarapacá, Arica – Chile.
Fousing Trainer acreditado, Focusing Institute, New York.
luisrobles1977@gmail.com
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