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domingo, 4 de febrero de 2007

La Empatía con Jóvenes en Riesgo Social.


LA EMPATÍA CON JÓVENES EN RIESGO SOCIAL.
Orientación técnica para los educadores de trato directo.

Luis Robles Campos, Psicólogo.




  • Escrito realizado en el marco del trabajo terapéutico ejecutado por “La Yareta”, programa especializado en atención a jóvenes en vulnerabilidad social con consumo abusivo de drogas.
    Arica – Chile. Octubre, 2005.



    EL ROL TERAPÉUTICO DEL EDUCADOR DE TRATO DIRECTO.
    El rol del Educador de Trato Directo constituye uno de los engranajes principales en la intervención de los centros de atención a menores en riesgo social, ya que las personas que desempeñan este cargo son las que pasan mayor tiempo con los niños y jóvenes que participan en este tipo de programas y, por lo tanto, pueden lograr un profundo vínculo con ellos. Por este motivo, se entiende que su función no se limita sólo a fines educativos sino que también se extiende a la generación de un clima terapéutico propicio para favorecer el proceso de cambio en los jóvenes.

    La generación de un adecuado clima terapéutico se sustenta sobre la base del respeto y la aceptación de las experiencias que comunican los jóvenes y se operacionaliza a través de las respuestas interaccionales y verbales concretas que ofrece el Educador de Trato Directo a cada joven y al grupo en general. El tipo de respuesta interactiva-verbal que favorece la configuración de un espacio terapéutico se conoce como Escucha Empática, la cual se define, explica y ejemplifica a continuación.


    ESCUCHA EMPÁTICA
    La escucha empática es una las herramientas fundamentales para favorecer el cambio terapéutico y se entiende como la capacidad de ponerse en lugar del otro o de amplificar lo que la otra persona está expresando o sintiendo, de manera que ésta perciba que se le está comprendiendo de manera adecuada. Su objetivo general apunta a crear un espacio protegido y contenedor, en donde la persona escuchada se sienta progresivamente motivada a sentir, reconocer y expresar más aspectos de su mundo interior o de su emocionar.

    Para entender mejor como operacionalizar o practicar la escucha empática a fin de contribuir a los objetivos de los centros de atención a jóvenes en riesgo social, es necesario comprender que este tipo de escucha consta de tres objetivos específicos:

    1. Ofrecer a los jóvenes un espacio de relación libre de juicios.
    2. Apoyar a los jóvenes a estar en contacto con su propia emocionalidad.
    3. Favorecer una relación positiva entre el o la joven y sus propios sentimientos.

    A continuación se explican y se ejemplifican estos tres objetivos específicos.


    OBJETIVOS ESPECÍFICOS DE LA ESCUCHA EMPÁTICA:
    1. Escuchamos para ofrecer un espacio de relación no valorativo o libre de juicios:

    Uno de los requisitos básicos para configurar un clima terapéutico propicio para favorecer el proceso de cambio de niños y jóvenes en riesgo social, es que el equipo de trato directo (educadoras y psicólogo) puedan ofrecer una relación contenedora y protectora hacia las experiencias, emociones o sentimientos que los jóvenes expresan en los distintos espacios de interacción (encuentros grupal, talleres terapéuticos, conversaciones personales, hora de almuerzo, etc.). Es necesario destacar que esta relación protectora debe construirse sobre dos valores humanos esenciales: la aceptación y el respeto, o dicho de un modo más sencillo, tal relación debe estar libre de juicios hacia la experiencia que los jóvenes comunican.

    Una relación que contenga valoraciones o juicios hacia la experiencia del joven limita o reduce las posibilidades que éste esté más dispuesto a explorar, reconocer y expresar sus emociones y sentimientos; lo cual constituiría la perdida de una de las piezas fundamentales de trabajo en su proceso de cambio o de desarrollo personal.

    Algunos ejemplos de relación donde la experiencia de los jóvenes no es aceptada y respetada debido a la presencia de juicios o valoraciones son los siguientes:

    * No acoger sentimientos que culturalmente son calificados como negativos: aburrimiento, desmotivación, frustración, rabia, pena, etc.
    * Presionar a los jóvenes a participar verbalmente en actividades grupales.
    * Desestimar, ignorar, contradecir, subestimar o bajarle el perfil a las emociones o sentimientos que los jóvenes comunican.

    ¿Cómo podemos crear un espacio no valorativo o libre de juicios al interactuar con los jóvenes con los cuales trabajamos o vamos a trabajar en el futuro? Básicamente, a través de la respuestas verbales que devolvemos a la expresión de sentimientos que éstos hacen. Es importante que ellos perciban a través de estas respuestas de escucha que están siendo comprendidos, respetados y acompañados en su proceso de desarrollo personal. Por ejemplo:

    · Si el joven se muestra desconfiado, tímido o reacio a compartir sus experiencias y sentimientos, podemos intervenir de las siguientes formas:
    § “Me doy cuenta que te es difícil contarnos como te sientes, tal vez quieras ir de a poco”.
    § “Quizás nos puedas decir en una palabra o en una imagen como te estás sintiendo”.
    § “Quizás no estás acostumbrado a hablar de ti, pero quiero que sepas que aquí puedes hacerlo y nosotros te vamos a escuchar con respeto”.
    § “Tal vez nos quieras contar que te hace sentir incómodo aquí”.

    · Si el joven no desea participar verbalmente en actividades grupales será más conveniente responder de las siguientes formas:
    § “Entendemos que ahora no te sientes preparado para participar”.
    § “Vamos a respetar tu decisión de no hablar está vez”.
    § “Confiamos en que quizás más rato o la próxima vez puedas compartir con nosotros lo que sientes o lo que opinas”.
    § “Cuando te sientas preparado/a para hablar, yo voy a estar lista para escucharte”.
    § “Si quieres te podemos acompañar un momento en silencio”.

    · Si el joven expresa emociones que culturalmente se califican como negativas, es necesario hacerle sentir que se comprende, se acepta, y se acoge aquello que está sintiendo.
    § Joven: Estoy triste pero no quiero hablar mucho.
    Educadora: Sientes algo triste que te quita las ganas de hablar. Te acompaño mientras estás en silencio…

    § Joven: ¡Tengo rabia, me dan ganas de mandar todo a la cresta!
    Educadora: Sientes rabia, ya no quieres saber más de todo eso…

    § Joven: Me da pena y rabia pensar en eso…
    Educadora: Pensar en eso te hace sentir rabia y pena.

    § Joven: Me dan ganas de llorar…pero no puedo.
    Educadora: Necesitas llorar pero algo te lo impide…


    2. Escuchamos para apoyar a los jóvenes a estar en contacto con su propia emocionalidad.
    Cuando participamos en una intervención que busca brindar apoyo y orientación a jóvenes en riesgo social, no basta con sólo hablar o reflexionar acerca de sus problemáticas puntuales, también es necesario crear un espacio donde los jóvenes se hagan concientes de sus propias emociones y sentimientos, ya que éstos serán una de las piezas esenciales de trabajo en su proceso de cambio.

    Es fundamental que los jóvenes tengan conciencia de sus propios sentimientos, y que a través de éstos puedan comprender cuales son las debilidades y fortalezas con las que están enfrentando su cotidianidad, sus relaciones interpersonales, sus dificultades, su proceso de desarrollo personal, etc.

    Tomando en consideración lo anterior, entenderemos que será de vital importancia chequear regularmente cual es el estado anímico o emocional del joven, para poder acompañarlo adecuadamente en su proceso, pero principalmente para que él tome conciencia de cómo se está sintiendo y cómo influye esto en su forma de percibir, pensar, emocionar y de actuar su vida y su mundo.

    · “Te veo de mal humor, como si hubiese algo que te molesta”. – “Sí, estoy preocupado de… y molesto por…”.
    · “Pon atención a como te sientes, para que puedas ver que es lo que te tiene mal”.
    · “Pareces distante hoy, estás callada… ¿crees que te serviría hablar un poco?”.
    · “Presta atención a como te sientes, ¿Crees que este consejo que te he dado te pueda ayudar en algo?”

    Entendiendo la importancia que los jóvenes tengan conciencia de sus propios sentimientos, cada intervención que se realice en el contexto de una actividad grupal o de forma individual deberá apuntar a que éstos pongan atención a cómo reciben o sienten lo que se les dice. Por ejemplo:

    · Si los compañeros de grupo confrontan a un participante es necesario consultarle a este como le llega esa confrontación:
    § “¿Cómo te sientes con esto que te dicen tus compañeros?”
    § “¿Sientes que cambió algo con lo que acaban de decirte?”
    § “Tomate un momento para sentir como te llega lo que te dicen, no te apresures a contestar”

    · Si el educador de trato directo brinda una orientación, opinión, sugerencia o consejo a un joven, debe chequear como este recibe tal proposición:

    § “¿Sientes que esto que te digo te pueda ayudar de alguna forma?”
    § “¿Cómo te sientes considerando esta sugerencia?
    § “¿Crees que te será difícil poner en práctica este consejo?”
    § “¿Crees que puedas sentir todo esto que te digo para ver si te acomoda?”

    · Si el joven está hablando de sí mismo, contando como se siente, haciendo una reflexión, o expresando cualquier cosa respecto de su proceso, será necesario hacerle chequear sus propias palabras para que profundice el conocimiento de sus propios sentimientos.
    § “Cuando nos cuentas esto, ¿Cómo te sientes?”
    § “¿Te pasa solamente eso, que sientes rabia o hay algo más?”
    § “¿Cuándo nos dices esto, sientes que se mueve algo, sientes que algo cambia?”
    § “¿Te hace sentir mejor eso que acabas de decir?”
    § Me dices que ya estás mejor, pero tu cara sigue triste, hay algo que se haya quedado adentro.

    Es importante no perder de vista que sin importar cuales sean los temas que se desarrollen en las actividades de un programa de atención a menores en riesgo social (familia, conductas de riesgo, motivación, asuntos escolares, etc.), éstos deberán ser examinados en alguna medida desde una perspectiva emocional, utilizando las herramientas que se plantearon en este apartado, ya que examinar tales asuntos desde un punto de vista meramente anecdótico o cognitivo (o sea, con la pura “cabeza” y no con el “corazón”) reduce la posibilidad que los jóvenes interioricen el aprendizaje que se les ha propuesto.


    3. Escuchamos para favorecer una relación positiva entre el o la joven y sus propias emociones o sentimientos.
    Al crear un clima terapéutico destinado a que los jóvenes se sientan progresivamente motivados a sentir, reconocer y expresar más aspectos de su mundo interior, no sólo debemos ofrecer un espacio libre de juicios e incentivar la toma de conciencia respecto de los sentimientos. También es importante favorecer una relación positiva entre el o la joven y su propia emocionalidad.

    Favorecer una relación positiva entre la persona y su propio emocionar, implica que ésta perciba, por una parte, que ella no es víctima o no está a merced de sus emociones, (sobre todo cuando experimenta perturbación, angustia, ansiedad, frustración, aislamiento, etc.), sino que ella es dueña de tales sentimientos y que por lo tanto puede conocerlos, explorarlos y manejarlos. Por otra parte, implica también que la persona logre sentir que puede usar este conocimiento o sabiduría emocional para comprender más aspectos de ella misma y a partir de ahí guiar sus decisiones personales.

    Una forma sencilla de favorecer una relación positiva entre el joven y su propio emocionar, es hacer que éste se relacione con su sentir como si se tratara de un “alguien” que necesita ser acompañado, reconocido y escuchado con paciencia y cariño.

    Joven: “Eso me hace sentir pena”
    Educadora: “Te parece si le haces compañía a esa pena para ver si se siente mejor…. Hagamos un poco de silencio para que lo puedas hacer”

    Joven: “No se que es lo que me pasa”
    Educadora: “No tienes claro que te pasa, tal vez si prestas atención a tus sentimientos puedas saber qué es lo que ocurre”.

    Joven: “Siento mucha rabia, la siento aquí en el pecho”
    Educadora: “Ok, tratemos de hacerle compañía a esa rabia que sientes en el pecho, para ver que necesita”

    Cuando el joven experimenta angustia, ansiedad, frustración, aislamiento, rabia, tristeza o cualquier emoción que le resulta perturbadora o incomoda, podemos plantearle a éste la posibilidad que tal emoción es así de molesta por alguna buena razón; esto también favorece una positiva relación interna.

    · “Tal vez eso que sientes y te molesta está tratando de llamar tu atención porque necesita mostrarte algo importante”.
    · “¿Y si pudieras utilizar esa rabia para tu propio beneficio, si pudieras sacar algo bueno de ella?”
    · “Tal vez esa soledad que sientes nos pueda decir que es lo que hace falta en tu vida”.
    · “¿Puede ser que esa ansiedad sepa que es lo que te hace falta en este momento?... y si le prestas atención para ver que te dice”.


    REFLEXIONES
    · Es importante comprender que la configuración de un espacio terapéutico constituye un proceso que se debe trabajar diariamente.

    · Un aspecto fundamental de la configuración de un espacio terapéutico es que éste se construye más con una forma de “ser” que de “hacer”. Esto quiere decir que si no nos relacionamos con respeto, humildad, aceptación y paciencia, no importa cuantas técnicas apliquemos, ellas no darán resultados.






2 comentarios:

Unknown dijo...

ME OARECE QYE ES MUY LINDA LABOR Y SOBRETODO POR LO TRASCENDENTAL QUE PUEDE SER EN LA VIDA DE UNA PERSONA
..LA PREGUNTA ES Y PORQUE ES TAN MAL REMUNERADO..PORQUE NO SE VALORA ESTE TRABAJO O MEJOR DICHO COMO PUEDE UNA PERSONA DAR TANTO DE SI PARA NO RECBIR UNA PAGA CONSIDERABLE A SU LABOR..LE PAGAN MAS A UN CONTADOR QUE SOLO VE NUMEROS A DIFERENCIA DE QUIEN ADEMAS DE INTERVENIR DEBE ESCUCHAR, CONTENER Y ADUCAR..?? ATTE. CAROLINA MARIN

REIKO dijo...

Es una experiencia muy linda...yo realice mi práctia en Fundacion Mi Casa en Arica con un grupo de aproximadamente 15 adolescentes y jovenes aunque para mi siguen siendo niños, la experiencia y el feeling que se dio entre nosotros fue muy bueno por lo que cuando me ofrecieron la posibilidad de ser tia de remplazo los dias domingos...no lo dude y acepte ya van cuatro meses de eso.

Aunque me hace reflexionar en lo importante de la tarea y lo mal remunerado y apreciado que es, lo que sin duda deberia cambiar ya que al igual que los profesores los educadores cumplen el rol de educar y ser el papa o mama ausente durante la estadía del niño, niñas y adolescente en el hogar.